Buscar

La manipulación embrionaria en la técnicas de reproducción asistida: muerte selectiva

sábado, 22 de agosto de 2009

La manipulación embrionaria en la técnicas de reproducción asistida: muerte selectiva

Carlos Alberto Gómez Fajardo

Hay hechos ante los cuales no es posible argumentar “neutralidad”: cuando lo que está en discusión es la cuestión de si un ser humano puede ser reducido por otros a la condición de objeto de uso, o a la de instrumento de los deseos de terceros, lo que hay de por medio es muy grave. Se trata de la aterradora realidad de poner en entredicho, por medio del ejercicio de la violencia en varias formas, la cuestión, nada menos, de la sacralidad y la dignidad de la vida humana. Tal vez no exista tema de mayor gravedad.

La negación de la condición sagrada de la vida humana desde su inicio, es el fundamento teórico, compartido por abortistas, por ideólogos materialistas, y por muchos “liberados” y “liberadas”, de lo que acertadamente ha sido llamado, “contracultura de la muerte”. Este es uno de los puntos cruciales para considerar en lo que atañe a una toma de posición argumental ante las aplicaciones tecnológicas actuales en reproducción asistida en seres humanos.

A fin de cuentas, si se niega lo sagrado, y de paso a Dios, ya Nietszche lo había propuesto, se sustituye Aquél por otros dioses, los que se imaginan a sí mismos como “superhombres”. La preeminencia tecnológica y monetaria, o la capacidad de manipulación y dominio, se convierten en las credenciales que adjudican a algunos el papel de señores dadores de vida y muerte a otros. El olvido de Dios es uno de los problemas angulares en una extendida mentalidad “light” que se empeña en la negación de las realidades trascendentes.

Y ante los hechos, es menester tomar un partido claro. Se aprueban aquellas tecnologías para su uso en humanos, optando voluntariamente por la dinámica del poder, o bien, se opta por el camino del respeto ante la vida humana y se manifiesta abiertamente una posición siempre favorable y comprometida por la vida.

Hay complejos aspectos de deformación de la verdad y de intentos de ocultamiento de lo que son los hechos ciertos que hacen parte de lo que con mucha -demasiada, quizás- frecuencia, se ha presentado como “avances de la medicina”. Pero es inevitable que la opinión, auténticamente formada, conozca la realidad. Y esta realidad, dura, cruel, es que en la dinámica de la manipulación embrionaria está inscrito, de modo implícito, el ejercicio brutal de una mentalidad eugenésica y abortista. Es pertinente, para aclarar esto al lector cuidadoso, mencionar unos hechos conocidos. El francés Jerome Lejeune lo resumió de modo magistral en una intervención ante una comisión de políticos norteamericanos: “...la vida tiene una historia muy, muy larga, pero cada individuo tiene un comienzo muy preciso, el momento de la concepción. El eslabón material es el filamento molecular de DNA...”

Los procedimientos de fertilización in vitro y transferencia embrionaria en humanos, desde su inicio en 1978 hasta ahora, son altamente inefectivos. Por cada “recién nacido para llevar a casa”, decenas, posiblemente centenares de embriones, han sido manipulados en condiciones de laboratorio y desechados. Muchos son los que finalmente mueren o son deliberadamente eliminados en el proceso, pues los criterios de transferencia e implantación de los embriones, pertenecen a la albedrío discriminatorio del “investigador”. Debe aclararse que generalmente no se trata de un investigador, pero sí de equipos multidisciplinarios, comprometidos comercialmente en una red de aplicaciones tecnológicas de un mercado fuertemente competitivo y de alto costo. No se está “descubriendo”, no se están abriendo nuevos caminos para el tratamiento de determinadas condiciones patológicas. Simplemente, esa es la verdad, se están repitiendo modelos experimentales previamente aplicados a mamíferos, en seres humanos; vale la pena aclararlo, en parejas que pueden no comprender cabalmente las implicaciones de lo que hacen y que, además, están pagando con su dinero por ello.

Hasta la fecha, el uso de las técnicas de diagnóstico pre-implantatorio (biopsias de blastómeros) han representado la muerte selectiva de los embriones que no hayan cumplido los requisitos establecidos por el proveedor o por sus clientes. Igual ocurre con la selección del sexo, y con la eliminación de los portadores o positivos para determinadas enfermedades genéticas (hemofilia). Ni qué decir de los feticidios o reducciones selectivas en los embarazos múltiples, frecuente situación dada en la inducción farmacológica de la ovulación.

El afán de manipulación comercial de la vida humana en sus inicios ha conducido a que las anteriores realidades se omitan de manera sesgada al querer convertir al potencial mercado (las usuarias-clientes-consumidoras) en coautoras de este proceso sistemático de negación selectiva del derecho a la vida de los que en últimas vienen a ser uno de los grupos más débiles entre todos los débiles: los seres humanos que aún no han nacido. Las vidas de estos, en situación de fragilidad asombrosa, dependen del capricho de tecnócratas y de padres obsesionados con el deseo egoísta, apasionados por el poder hacer, con la capacidad monetaria de compra de unos “servicios”, pero a la vez, paradoja digna de Chesterton, haciéndose los ciegos y los sordos ante la realidad evitable de la muerte de muchos de ellos, en este caso, sus propios hijos.

El uso de la tecnología medica en contra del ser humano es antiguo. La medicina eugenésica nazi dio origen a la necesidad del reforzamiento de los ideales hipocráticos al servicio de la vida del ser humano: luego del horror vino el código de Etica Médica de Nuremberg, en 1947.

La historia más reciente continúa certificando que la aplicación de la tecnología no es moralmente neutral: el intento de exterminio de fetos de sexo femenino en China, el diagnóstico prenatal de síndrome de Down y de los defectos abiertos del tubo neural, ordenado hacia la eliminación de ellos en muchas culturas occidentales “civilizadas”. Con unas horas de exploración por el internet a las bases de datos de medicina, se constata una realidad pavorosa de grandes sectores de la medicina “reproductiva”: el progresos médicos orientados hacia la detección y eliminación del enfermo, no hacia su tratamiento.

La realidad de la manipulación indebida de la vida humana en sus inicios ha sido denunciada de modo claro y valeroso desde hace varios años. Pese a ello, los involucrados en esta dinámica insisten con toda clase de subterfugios, buscando el apoyo jurídico y de paso, se lucrándose comercialmente de la diseminación de la mentalidad anti-vida.

Ya no se puede alegar ignorancia del tema. Sería inverosímil. Existen desde hace años los documentos de alerta. Se han levantado voces valerosas, y oportunas, en todo el mundo, a decir la verdad. Que no hayan sido tenidas en cuenta por quienes conocen de antemano estas realidades, no significa que las mismas hayan dejado de existir. Es simple: el sol no se puede ocultar con las manos. Carece de sentido cualquier queja o recriminación hacia la violencia que impera en Colombia por razones políticas y del afán de poder de algunos, si al mismo tiempo se permanece indiferente ante el aborto disfrazado de avance tecnológico. En el campo del respeto a la vida la única manifestación sensata es por su afirmación. Permanecer indiferente, hacerse el sordo ante este clamor, es ya tomar partido, y quizás, por desgracia, esa sea una posición muy común. La indiferencia de muchos, la insolidaridad.

Las anteriores son algunas realidades que hay que tener en cuenta cuando algún activista comienza a hablar de “derechos reproductivos”. Hay que replicarle: ¿Y el deber de respetar la vida del prójimo?.

Nota

Este es un espacio para compartir información, la mayoria de los materiales no son de mi autoria, se sugiere por tanto citar la fuente original. Gracias

Perfil

Mi foto
Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

contador gratis