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Elecciones 2010: Luces, cámara, acción

viernes, 14 de mayo de 2010

Elecciones 2010: Luces, cámara, acción

14 Mayo 2010

Beatriz Eugenia Campillo Vélez

El gran poder de los medios de comunicación, especialmente los televisivos, es arrollador, y qué decir de las redes sociales, hoy en día, en pleno furor. Realmente, la fiesta de la democracia no está lejos de parecer un Reality Show, donde la imagen, las historias emocionales de alianzas, crisis y divorcios son las que cautivan al público y se olvidan los contenidos de fondo, las ideas.

De nuestra democracia se ha dicho que es una de las más sólidas, casi exclusivamente, en razón de no haber vivido grandes dictaduras y por tener dos de los partidos políticos más antiguos del mundo. Porque si evaluamos otros aspectos, tal vez no salgamos muy bien librados.

Es increíble que la favorabilidad de un candidato esté dada, no por la fortaleza de su programa, sino por cuántos fans tiene en Facebook, cuántos lo siguen en Twitter y cuántos puntos ha bajado o subido en las encuestas, que de paso sea dicho, por muy serias que sean las firmas que las realizan, la forma de ejecutarlas, las preguntas y lo representativo de la muestra, no nos queda muy claro; no obstante, la pregunta mayor para el público en general sigue siendo ¿Quiénes las financian?... no podemos ser ingenuos, y pensar que sólo son personas interesadas en saber cuáles son las preferencias de los colombianos. Hay que tomarse en serio a Goebbels: “Una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad”.

Por otro lado, seguimos cargando nuestra herencia caudillista. Al igual que toda América Latina, el tema de la institucionalidad aún no logramos interiorizarlo, y mucho menos el pensarnos como Estado, más allá del gobierno de turno. Aun seguimos a la espera de un mecías, un salvador, alguien que mágicamente cambie la historia y nos garantice la felicidad. Cuánta razón tenía Gómez Dávila cuando sentencia, “Los hombres cambian menos de ideas que las ideas de disfraz. En el decurso de los siglos las mismas voces dialogan”. Y no es que estemos condenados a un triste destino cíclico, lo lamentable es que nos condenemos a él, porque nuestra miopía hace ver como novedoso, algo que de fondo es más de lo mismo.

Este disfraz va de la mano del marketing político que ve al candidato como un producto a vender, los consumidores son los electores. Esta lectura económica no es nueva, y no sería tan problemática, si lo que se “vendiera” fueran los programas de gobierno, que finalmente eso es lo que el elector debería “comprar”. El gran problema, es que nos venden la figura del candidato, su imagen, y pocas veces llegamos a ver su contenido en época de campaña e incluso en el gobierno se dificulta, pues muchos siguen lo que se conoce como el manual de la “campaña permanente”, muy similar a las Lecciones de Urbanidad de Serrat.

En suma, la mascarada a la que asistimos, hace ver cada vez más lejana esa idea de entender la política como la búsqueda del bien común, a la democracia como el gobierno del pueblo, o al ciudadano como ese sujeto que solo tenía realización plena en la polis. No obstante estas visiones románticas, ideales, no las podemos olvidar, pues es necesario tener un referente del deber ser, para enfrentarnos a la realidad que cada vez es más compleja. No en vano, algunos estudiosos expresan que meterse en política es vérsela con los demonios, debido a los grandes intereses, presiones y poderes que se manejan.

Ante este panorama, la pequeña y gran puerta que nos queda es hacernos conscientes de que cada uno de nosotros es político, porque es ciudadano y que tenemos derechos y obligaciones, que debemos cumplir y ejercer con responsabilidad. Si damos pequeños pasos en nuestra formación de cultura política, tal vez no tengamos que seguir esperando un salvador y podamos exigirles más a nuestros gobernantes y candidatos. Por el momento sería un gran avance si lográramos entender que oponerse y polarizar no son sinónimos, y que todos tenemos derecho a debatir ideas, sin agresión.

Beatriz Campillo es Politóloga, miembro del Centro Colombiano de Bioética (CECOLBE), autora del Blog "Ciencias Políticas, Bioética y Bioderecho".

http://www.comentariodigital.com/index.php/opinion/53-beatriz-campillo/277-elecciones-2010-luces-camara-accion

Nota

Este es un espacio para compartir información, la mayoria de los materiales no son de mi autoria, se sugiere por tanto citar la fuente original. Gracias

Perfil

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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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