Buscar

A propósito de las elecciones presidenciales

sábado, 17 de abril de 2010

A propósito de las elecciones presidenciales


Beatriz Eugenia Campillo Vélez

Politóloga


En Colombia se acercan las elecciones presidenciales y es normal que en esta época previa a la gran fiesta de la democracia, surjan muchos cuestionamientos por parte del electorado. Algunos, en una actitud reflexiva, pensarán: ¿Cuáles son los programas de gobierno? ¿Las buenas intenciones son realmente realizables? ¿Se le puede creer a un político en campaña, o hay que evaluar su trayectoria? ¿Será que proponen realmente soluciones, o sólo evidencian problemas y se quedan en discursos retóricos? Etc. Otros, como es natural, evaluarán lo que para ellos resulta más urgente: ¿Pondrán más impuestos?, ¿aumentarán el salario?, ¿asignarán subsidios?, ¿vigilarán las carreteras?, ¿cómo asumirán el tema de seguridad urbana?, ¿cuál será la relación con los vecinos?, ¿mejoraran las exportaciones?, ¿cuál será su posición frente a la guerrilla y los paramilitares?, ¿modificarán el POS?, entre otras. Mientras otros, menos cautos y ciertamente irresponsables, se dedican a ponerle precio a su voto, aumentando el clientelismo y la corrupción.

¿Por quién votar? Es la pregunta en común, y parece que a nuestro encuentro salen las encuestas como una posible orientación (o al menos así pretenden mostrarse), una medición objetiva y neutral, que muestra una tendencia real. Sin embargo, sería conveniente recordar al Dr. Álvaro Gómez Hurtado, cuando advertía que las encuestas son como las morcillas: Muy buenas, hasta que se sabe cómo se hacen. A esto habrá que agregarle las reflexiones sobre el poder de los medios de comunicación, que parecerían seleccionar en el camino a los candidatos más fuertes, generando un ambiente casi de segunda vuelta. En otras palabras, los que registran menos puntos en las encuestas tienden a desaparecer, propiciando el fenómeno del voto perdido. Estas encuestas en Colombia, con todo y sus críticas, señalan a tres candidatos como los más fuertes, en su orden: Juan Manuel Santos (Partido de la U), Antanas Mockus (Partido Verde), y Noemí Sanín (Partido Conservador). Aquí, por efectos prácticos y de extensión, será a quienes nos referiremos.

Para los que abiertamente estamos a favor de la vida (desde la concepción, hasta la muerte natural) y la familia, el panorama no resulta esperanzador, puesto que en los debates presidenciales no hemos escuchado ninguna posición seria y contundente que defienda estos principios.

En el caso de Juan Manuel Santos, dijo en el debate de RCN: “La Corte Constitucional ya dictó un fallo, yo respeto, acojo y comparto ese fallo. Más allá de eso no estoy de acuerdo”. Pero agrega que respetaría la decisión de su hija si decide abortar, aunque su caso no se encuentre entre los despenalizados por la Corte Constitucional. Además, en declaraciones dadas al periódico ADN (15/04/2010), para responder ¿cuál es su estrategia para enfrentar el embarazo adolescente?, dice: “Implementaremos estrategias masivas de educación sexual. Daremos acceso a algunos métodos anticonceptivos, sin restricción alguna e incluiremos dichos métodos anticonceptivos en el POS. Nos comprometemos a trabajar con los jóvenes en formas de intervención más efectivas, para disminuir el embarazo adolescente”. En ambas respuestas se olvida por completo el tema de la responsabilidad y la educación.

Se le preguntó a Antanas Mockus, en el debate televisado: “Usted ha dicho que la vida es sagrada, pero si su mamá tiene una enfermedad terminal y le pide que le ayude a morir dignamente, ¿usted lo haría, usted le aplicaría la eutanasia?” A lo que responde: “Yo me atendría con total precisión jurídica a lo que ha dicho la Corte Constitucional colombiana, que es en términos internacionales bastante abierta”. Y más adelante, expresa: “¿Cuál es la única solución sensata? Es: Corte Constitucional, guíenos a través de este terreno complejo, donde media sociedad quiere lo uno, media sociedad quiere lo otro. Entonces, acataría el deseo de mi madre, siempre y cuando fuera compatible con la jurisprudencia de la Corte”. Esta postura, a mi juicio, es errada, toda vez que los jueces no son infalibles y por encima de la Corte tiene que estar la Constitución, que es el “contrato social”. Los jueces están para defender lo que la sociedad acordó, ellos no son los encargados de señalarnos qué es el bien y qué es el mal. De hecho, hay temas que más que debates públicos necesitan un reconocimiento de la realidad científica y, desde ese punto de vista, no son susceptibles de ser discutidos de forma democrática. Pero si lo fueran, el escenario ideal seria el Congreso y no una Corte.

Por otro lado, habrá que recordar que Sergio Fajardo, su fórmula vicepresidencial, quien hasta hace poco era también candidato a la presidencia, apoya y defiende políticas de ideología de género, que han impactado fuertemente a Medellín desde que él era alcalde, tanto en el plano educativo como en el de la salud.

A Noemí Sanín se le preguntó en el debate: “Si su hijo o hija le dice “soy homosexual y me quiero casar”; ¿usted como mamá lucharía hasta el final, para lograr garantizar ese derecho civil, buscar el matrimonio entre homosexuales para darle gusto a su hijo?” A lo cual se dedicó a contestar que a los hijos siempre se les quiere, sin importar si son homosexuales o heterosexuales, y que así no comparta las decisiones, respeta y ama a su hijo. Y aunque la periodista Claudia Gurisatti repitió tres veces la pregunta, nunca respondió si apoyaría o no desde la presidencia el matrimonio homosexual. Además, su discurso de campaña ha tomado un giro feminista, donde el ser mujer parecería ser el mejor argumento para votar por ella, lo que se compadece con las políticas de género, al punto de que su bancada sugiere la creación de un ministerio de la mujer. Habría que recordar que ser mujer o ser hombre, no es sinónimo de ser buen o mal gobernante; tanto las capacidades como los derechos y deberes de las personas, no deben ser evaluadas por el sexo. Esto, antes que incluir, genera más divisiones.

No obstante lo dicho, que repetimos no es alentador, es necesario participar en política y escoger a una persona. El voto en blanco, los votos nulos y el abstencionismo, en la práctica, suelen dejar el camino libre para que otros decidan. Aunque, sin duda, de las tres opciones, el voto en blanco es la que se considera más responsable, pues demuestra que hay un inconformismo directo con todos los candidatos, pero un compromiso como ciudadanos.

Tenemos que ser responsables, somos conscientes que son muchos los temas que debe afrontar un presidente, por eso nunca podemos hacer una elección analizando un solo aspecto. Por ejemplo, podría darse el caso de alguien que diga estar a favor de la vida y en contra del aborto, pero que a su vez piense que la guerrilla no hace nada malo o que arruine al país por tener nulos conocimientos en economía. Por tanto es importante hacer un balance completo, si no llenan nuestras expectativas en unos temas, tratar de ver si tienen buenas propuestas frente a otros que sean importantes para el fortalecimiento del país.

Finalmente digamos que muchos de nosotros, los estudiosos de la política, que solemos aprovechar estos momentos para analizar y cuestionar la democracia, vemos con preocupación el tema de la institucionalidad y la preponderancia que se le da al gobierno, por encima del Estado. Colombia aun no supera el caudillismo, y en las elecciones parece estar buscando siempre un salvador, probablemente esto se deba a la debilidad de los partidos y a los amplios poderes del ejecutivo. El llamado es pues, a la ciudadanía para que responsablemente ejerza su derecho al sufragio, pero también su deber de participar activamente y de forma constante en la democracia. La solución no está en el voto obligatorio, se trata de generar una cultura política, donde respetando las libertades (negativas y positivas) podamos discutir diversas posiciones sin agredirnos.


http://www.comentariodigital.com/index.php/opinion/53-beatriz-campillo/151-a-proposito-de-las-elecciones-presidenciales

Nota

Este es un espacio para compartir información, la mayoria de los materiales no son de mi autoria, se sugiere por tanto citar la fuente original. Gracias

Perfil

Mi foto
Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

contador gratis