El matrimonio paga
Estudios encuentran que las parejas casadas tienen un mejor desempeño económico que las que deciden sólo convivir.
Fecha: 06/09/2007 -1310
A la hora de definir si es mejor casarse o no, las opiniones están divididas. Para los que defienden otras formas de convivencia, el matrimonio es una institución obligatoria, anacrónica y poco personal. Algo así piensa Víctor Hincapié, un joven de 30 años que le rehuye a este sacramento, pero que eventualmente viviría con alguien -y durante toda la vida- si encuentra a la persona correcta. "Si tengo hijos, consideraría el matrimonio civil para que ellos tengan claro su futuro". Por su parte, Laura, una economista de 28 años, a favor del matrimonio, considera que hay que marcar un momento oficial del inicio de la vida de pareja, pues ese paso significa una responsabilidad mayor por conservar la relación de por vida. "Los que optan por la unión libre es porque quieren tener una puerta de salida", dice.
Recientes estudios, sin embargo, han mostrado que aquellos que se comprometen a vivir juntos hasta que la muerte los separe y con todas las de la ley, terminan cuatro veces más ricos que aquellos que nunca se casan. A simple vista, la explicación parece obvia: economía de escala. Dos personas viven mejor que una, pues de esta manera comparten gastos de administración que traen ciertos ahorros, algo que quienes viven solos deben asumir por su propia cuenta. Otros dicen que esto se debe a que la clase de gente que tiende a hacer más plata, trabaja más, planea el futuro y tiene habilidades interpersonales; también es la que permanece unida en matrimonio. Sin embargo, recientes estudios han mostrado que el matrimonio cambia la conducta de las personas y las programa para que se vuelvan más productivas.
Un trabajo que buscaba probar cuál de esas dos hipótesis era cierta es el de Robert Lerman, del Urban Institute and American University. El investigador comprobó que las madres que se casaban, al cabo del tiempo estaban en una mejor posición económica que otras madres en iguales circunstancias, pero que no se habían atrevido a subir al altar.
Según Lerman, hay ventajas inherentes al matrimonio y una de ellas tiene que ver con la división del trabajo, una dinámica que se establece en los hogares nucleares para ser más eficientes. La madre es buena para administrar la plata, el padre es bueno para hacer los arreglos en el hogar. De esta forma, los esposos se asignan funciones de acuerdo con sus capacidades, y con el tiempo y la práctica las hacen cada vez mejor. En otras palabras, se especializan y ofrecen una ventaja comparativa en dicha labor, de la cual se benefician ambos. El experto argumenta además, que los casados tienden a manejar mejor cualquier problema económico, como desempleo o quiebra, pues uno de ellos puede seguir trabajando mientras el otro consigue un nuevo oficio. El matrimonio funciona aquí como una especie de seguro contra la enfermedad o ante la pérdida de un trabajo. Otra de las ventajas es que los casados tienden a desarrollar una concepción de la vida a más a largo plazo y, en consecuencia, invierten o ahorran más que los solteros. Andrea Gómez, una filósofa soltera de 35 años, es consciente de ello. Sus amigos casados se proyectan más hacia el futuro, mientras los solteros viven más el momento y ahorran menos. "Sólo saber que se trata de una relación duradera estimula a las parejas a que ganen más", dice Lerman en su trabajo Married and Unmarried Parenthood.
Aunque lo lógico sería esperar el mismo resultado en las parejas que conviven en unión libre, lo paradójico es que el desempeño económico de ellas es más bajo que entre los casados. Mientras los esposos son más dados a compartir sus entradas y ganancias con su pareja y sus hijos en un matrimonio, cuando simplemente cohabitan se observa una tendencia a que cada cual administre lo suyo, especialmente si los hijos son de otra relación pasada. En caso de una quiebra o un mal momento económico, es más factible que la pareja que cohabita se disuelva, a que lo haga una de casados.
Las diferencias son más visibles si se comparan los casados con los solteros. Los hombres casados toman menos, consumen menos drogas, son buenos trabajadores y ganan entre 10 por ciento y 40 por ciento más que un hombre soltero con los mismos títulos y hoja de vida, dice un informe que realizó The Economist sobre el tema.
Tan importante como el bienestar económico, es el de los hijos. En este tema, a los casados también les va mejor. Aunque el informe de The Economist señala que la mayoría de niños de padres solteros crece sin mayores problemas, tienen cinco veces más probabilidades de ser pobres que aquellos que viven con los padres biológicos. Pero, en condiciones normales, dos padres casados son mejores a la hora de criar un niño porque pueden ofrecerle mayor tiempo y energía durante su crecimiento.
El bienestar también tiene que ver con el grado de estudios. Una investigación encontró que los hijos de profesores universitarios escuchan en promedio 2.150 palabras por hora en los primeros días de su vida; los niños de obreros, 1.250, y los de familias pobres, apenas 620.
Y todo indica que la decisión de tener un hijo antes o después del matrimonio también tiene que ver con el nivel de estudios. Kay Hymowitz, catedrática del Instituto Manhattan, un think tank conservador, opina que por lo general el madresolterismo se da entre jóvenes menos educadas. En 2000, según la experta, apenas el 10 por ciento de las madres con grado universitario o incluso estudios superiores vivían sin esposo. El 36 por ciento de las madres que tienen entre 9 y 14 años de estudios viven con sus cónyuges. Una posible respuesta a este problema es que las mujeres con más educación saben que es mejor casarse si quieren tener hijos exitosos académicamente. "Las familias se especializan en el éxito de los hijos. Las separadas y desiguales producen hijos que tendrán un futuro también desigual", dice Hymowitz. A los que viven en unión de hecho también les va mal en estas mediciones, debido a que son relaciones más inestables y para cuando el niño ha cumplido 10 años, ya están separados.
El problema es que en el momento actual el divorcio está a la orden del día, lo cual, según Hymowitz, crea un problema social de desigualdad entre los hijos de padres que permanecen unidos y los de madres separadas o solteras.
Y, como dice Lerman, "el tema no es conseguir un esposo o una compañera, sino tener una relación estable y duradera".
Y ahí esta el gran dilema, pues con la vida acelerada de hoy, cada vez menos personas se detienen a mejorar su relación de pareja. Todo lo contrario, ante cualquier problema, dan por terminado el asunto y se lanzan a una nueva relación. Si bien los hijos de parejas que pelean constantemente se benefician de una separación, no cabe duda de que el matrimonio tiene sus ventajas.