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“La fertilización debe tratar de regresar a lo natural”

sábado, 22 de agosto de 2009

Entrevista
“La fertilización debe tratar de regresar a lo natural”

Por Margarita Vidal






El ‘padre’ de la primera bebé probeta de Colombia hace un balance de los primeros 30 años de esa técnica reproductiva.



Elkin Lucena, padre de la biomedicina reproductiva en Colombia y de Diana Carolina Méndez, la primera bebé probeta de Colombia y Latinoamérica (nacida en Bogotá el 10 de Enero de 1985 a las 8:35 p.m., con talla y peso reglamentarios y perfecto estado de salud), habla hoy, en vísperas del trigésimo cumpleaños de Louise Brown, la primera bebé de laboratorio del mundo, quien acaba de dar a luz, como madre soltera, a un par de rollizos y exuberantes mellizos.

Lucena, creador de Cecolfes, instituto especializado en reproducción asistida, tiene en su haber, además, el embarazo exitoso de madres menopáusicas, y embarazos mediante inyección directa del espermatozoide en el citoplasma del óvulo, técnica que permitió derrotar la infertilidad masculina, problema insoluble hasta entonces.

Como ‘padre’ prolífico, Lucena logró el nacimiento de Gabriela, la primera bebé en Colombia y América Latina (y octava en el mundo), nacida a partir de un óvulo vitrificado (congelado), sometido a fertilización in vitro.

La primicia en el presente reportaje, es que, después de 30 años de éxitos mundiales continuos de la técnica de fertilización in vitro, en sus diferentes modalidades, los grandes cacaos mundiales del tema, recogen velas y se aproximan nuevamente a los conceptos milenarios de la concepción, ayudados, en parejas infértiles, con procedimientos más amables, menos invasivos, más seguros desde el punto de vista de la salud y considerablemente menos onerosos desde el punto de vista económico.

Esta última condición los hace más elegibles por los sistemas de salud, para solucionar un problema que, como la infertilidad masculina y femenina, se extiende como mancha de aceite por el mundo.

¿Por qué el cambio en el tratamiento para lograr embarazos asistidos?

En estos treinta años hemos aprendido muchísimo en endocrinología, en embriología, en ultra sonografía, materias en las cuales tenemos grandes expertos. También aprendimos cómo pueden ser las grandes presiones ejercidas por la industria farmacéutica sobre este tipo de tratamientos, que pueden generar efectos inconvenientes.

¿A qué ha conducido ese aprendizaje?

Los pioneros alrededor del mundo formamos una sociedad que ya se ha reunido un par de veces en Inglaterra, para tratar de regresar a lo natural porque, en primer lugar, aprendimos que lo que yo he llamado el ‘estímulo salvaje’ de medicamentos como las gonatropinas hipofisiarias cuya función es estimular el crecimiento de folículos en el ovario para que se produzca múltiple ovulación, trae muchos problemas para la capa endometrial del útero que es donde se colocan los embriones para una implantación posterior.

¿Habla de problemas como malformaciones?

Se pueden presentar alteraciones moleculares en el endometrio. Concretamente sobre unas estructuras llamadas pinópodos, el sitio de entrada del embrión para comenzar a infiltrar el útero y establecer la implantación para formar un nuevo ser. Hemos encontrado, por ejemplo, que el exceso ‘salvaje’ de hormonas produce daños en los cromosomas de los ojos.

¿En que proporción?

La alteración es importante. Se habla de que hasta en un 70% de estas células se pueden presentar alteraciones con los medicamentos que en forma ‘salvaje’ hemos venido dando durante estos treinta años. Por lo tanto, llegó el momento de repensar el tema.

¿Cambio de método?

Paradójicamente, regresando a lo natural. Nosotros transferíamos entre tres y cuatro embriones al útero, en el entendido de que un mayor número de embriones ayudaría a que al menos uno pegara. En vista de los problemas surgió la pregunta ¿si los humanos somos una especie monotoca, es decir, de una sola cría, por qué meter varios embriones? Lo indicado es implantar uno -máximo dos-embriones de óptima calidad. ¿Obtenidos cómo? Dando poco medicamento o utilizando el óvulo propio madurado por la mujer dentro de su cuerpo. Esto evita la catástrofe que significa un embarazo múltiple no sólo para los bebés, sino para los padres y el bolsillo.

The Times de Londres publicó un artículo sobre estos temas destacando las ventajas que reportarán a la fertilización asistida las modalidades discutidas en la última reunión de la asociación mundial de eminencias pioneras en estos métodos...

Sí, ellos hablan de una manera más suave, de fertilización in vitro, que pudiera ahorrarle mucho a los sistemas de salud ya que se utiliza menos tiempo, medicamentos, tecnología, etc. En Colombia estos tratamientos deben ser reconocidos por el sistema de salud, porque hasta ahora sólo se accede a ellos por intermedio de tutelas.

Si antes un proceso costaba unos trece millones de pesos, hoy podría bajar a unos seis o siete. Las siglas en inglés son IVF – in vitro fertilization-. Yo le añado la palabra ‘light’, porque es un tratamiento más amable, más cariñoso, más amigable. Casi no hay exámenes de sangre, hay menos ecografías vaginales, menos tormento porque no hay que acudir a la clínica todos los días y ellas pueden seguir con su rutina diaria.

“Si la mujer aprende a congelar sus óvulos puede desarrollar su vida como quiera. La podemos embarazar a los 50 años, si quiere, con sus propios óvulos”. “Con estudios hemos encontrado, por ejemplo, que el exceso ‘salvaje’ de hormonas produce daños en los cromosomas de los ojos”.




¿En qué proporción disminuye la dosis de medicamentos?

Aprendimos que el número de óvulos que se reclutan es igual con cinco ampolletas que con cuarenta. En el segundo caso se producía un exceso de hormonas con el riesgo de daños.

¿Cuáles son esos daños y cómo se manifiestan?

Se llaman aneuploidías. Quiere decir que en vez de dos cromosomas 21, quedaría uno. Eso provoca alteraciones como el Síndrome de Down, por ejemplo.

¿Y qué es la “maduración in vitro”?

Es otro procedimiento mediante el cual se sacan los folículos antrales, o sea los óvulos inmaduros del ovario, se llevan al laboratorio y se ponen en un medio de cultivo especial que se encarga de madurarlos, cosa que sucede a las 24 y a las 48 horas. Cuando esto sucede, agregamos los espermatozoides y tenemos los embriones para transferir. Tampoco aquí hay influjo de medicamentos. Este procedimiento nació para corregir una enfermedad que se llama ovario poliquístico que impide la ovulación.

Muy bien, entonces tenemos tres técnicas: óvulo propio, maduración y estímulo mínimo, ¿qué va a regir a partir de ahora. Qué problemas tendrán que afrontar ustedes después de 30 años de aplicar los otros métodos?

Cambiar nuevamente la mentalidad de las señoras que ya entraron en competencia: es común oírlas en la sala de tratamiento presumiendo de la cantidad de óvulos que les sacaron a cada una. Después de treinta años hay que diseñar una nueva pedagogía con las pacientes potenciales que cada día aumentan, porque tenemos preocupación sobre efectos físicos, emocionales y sicosociales de la estimulación convencional.

¿Cuántos óvulos tiene una mujer?

Es algo interesante: En el cuarto mes del embarazo, en útero, la mujer tiene siete millones de células germinales, una reserva de 7 millones de óvulos. Al mes sexto comienza a disminuir y en el momento del nacimiento solamente quedan entre 250.000 a 500.000 folículos. Ésta es la reserva real que tiene la mujer durante su vida reproductiva. Miles de ellas subsisten en la menopausia.

¿O sea, que las menopáusicas podrían embarazarse?

Con estas técnicas se pueden lograr esos embarazos, lo complicado es la posibilidad de daños genéticos. Hay casos en los que puede haber un porcentaje del 78,5% de anormalidad cromosómica en los embriones.

¿Hay tres millones de fertilizaciones in vitro, en el mundo, qué porcentaje ha presentado problemas genéticos?

Muy bajo. El mío, del año 1985 al 2004, ya con la Ley 100, las pacientes con fertilización in vitro e Icsi (inyección directa de los espermatozoides en el óvulo) aportaron al mundo 3.456 nacimientos. Malformaciones presentadas en el mismo período fueron: 8 cardiopatías, 3 problemas del aparato digestivo alto. 1 de aparato digestivo bajo y sólo 2 de las cromosómicas.

¿Qué sucede con un feto que presente Síndrome de Down, por ejemplo?

Hay que inducir un aborto, después de un diagnóstico a través del líquido amniótico. Claro que en ese caso entra en discusión el tema del aborto.

¿Qué sucede al estimular los ovarios con grandes cantidades de hormonas?

Esos ovarios se crecen con la maduración de treinta o cuarenta óvulos, lo cual causa un dolor tremendo y se puede perder una paciente lo cual no es bueno. Habría que añadir que la mayoría se salva pero con consecuencias a largo plazo para la salud. Se presentan también tasas elevadas de deserción. Las pacientes se cansan.

¿En un escenario óptimo en el que se seleccionan los mejores óvulos y los mejores espermatozoides, puede descartarse cualquier anomalía?

Habría que ver la edad. De los 37 años hacia arriba se incrementan los riesgos porque los óvulos están envejeciendo.

¿Y qué pasa hoy día, cuando las mujeres están posponiendo en forma importante la edad a la que se quieren embarazar?

Hay una técnica que yo inventé y es la transferencia tubárica a la trompa de falopio de un óvulo micro inyectado con el espermatozoide. Ese es otro concepto natural que implica un procedimiento medio quirúrgico, endoscopio, que es la laparoscopia.

¿La criogenia, o congelamiento crea también problemas en los niños procedentes de ellos?

Es probable, pero también hay que tener en cuenta que hoy, si congelamos los óvulos, podremos estudiar todos lo problemas inherentes antes de la fertilización, en lo que se llama Diagnóstico Genético Preimplantación, cuyas ventajas son evidentes.

¿Qué pasa con los embriones congelados que las parejas ya no utilizarán?

Allí entra el tema de la Iglesia Vaticana que prohíbe congelar la vida y más aún darle destino a esos embriones. Estos se llaman embriones supernumerarios en excedente, que podrían quedar como reserva si la mujer no se embaraza. Si lo hace, pueden guardarse para un segundo embarazo, o darse en donación a otras parejas.

¿Es legal?

No. En Colombia no hay legislación al respecto. Una cuarta opción sería donarlos para una experimentación fundamental. Algo importante para destacar es, sin embargo, que desde que tenemos la opción de congelar los óvulos, ya no hay necesidad de congelar embriones.

¿Quiénes son sujetos de congelación de óvulos?

Pacientes que van a ser sometidas a quimio o radio terapia, en cirugías que retiran total o parcialmente los ovarios y hoy día en mujeres que posponen el embarazo para después de los 36 años, por razones de estabilidad matrimonial, riesgos profesionales o deportistas de alto rendimiento.

Esto implica retardar el reloj biológico y por eso nos llegan pacientes de 38 años para arriba y la cosa se complica. La ciencia le dio a la mujer la oportunidad de tener autonomía biológica y genética. ¿Qué quiere decir esto? Que si la mujer por debajo de los 35 años aprende a congelar sus óvulos puede desarrollar su vida como quiera. La podemos embarazar a los 50 años, si quiere, con sus propios óvulos congelados y el semen del esposo, amigo o banco especializado.

En sus propias palabras

"Algo importante para destacar es, sin embargo, que desde que tenemos la opción de congelar los óvulos, ya no hay necesidad de congelar embriones”.

"Se habla de que hasta en un 70% de estas células se pueden presentar alteraciones con los medicamentos que en forma ‘salvaje’ hemos venido dando durante estos treinta años. Por lo tanto, llegó el momento de repensar el tema”.

http://www.elpais.com.co/paisonline/notas/Julio202008/nal1.html, julio 21 de 2008

Nota

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Perfil

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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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