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Warwick, el ‘cyborg’ británico

sábado, 11 de julio de 2009

Warwick, el ‘cyborg’ británico
11/16/2008

Redacción Guayaquil

Para el científico Kevin Warwick la idea de fusionar al ser humano con un robot resulta apasionante. Mientras otros podrán ver sus experimentos como algo extraído de la serie ‘Star Trek’, él insiste que transformarán la manera de pensar y vivir.

Hace 20 años, empezó su trayectoria como profesor e investigador de cibernética de la Universidad de Reading, en el Reino Unido. En 2002, se convirtió en el primer hombre al que se le implantó un chip en el brazo. Hoy tiene 54 años. Algunos lo llaman el cyborg británico, (un cyborg’ es un híbrido de máquina y organismo).

Mientras participó del programa Ciencia 2008- organizado por la Escuela Superior Politécnica del Litoral - compartió sus ideas con este Diario.

En el futuro se fusionará el humano con el robot. Todos tendríamos un chip en el cerebro.
Kevin Warwick
Profesor de cibernética


¿Qué le motivó a estudiar a la cibernética y la robótica?

Cuando era niño, me emocionaba la tecnología. Leía ciencia ficción también. El libro ‘El Hombre Terminal’ de Michael Crichton lo leí en la adolescencia. Se trató de un hombre al que le insertaron electrodos en el cerebro, pero yo lo tomé más como un libro de ciencias.

Usted es más conocido por su proyecto Cyborg, en el que se le implantó un chip en el brazo. ¿Cómo realizó este experimento?

Un grupo de cirujanos me implantó un pin compuesto por 100 electrodos (de dos micrometros de largo cada uno) en mi brazo izquierdo. Unos cables a lo largo de mi brazo conectaban mi sistema nervioso a una computadora y a su vez, al Internet. Mis señales cerebrales podían mover un brazo robótico en EE.UU., al otro lado del Atlántico.

¿Su cuerpo rechazó el implante en algún momento?

No, más bien fue el efecto contrario. Lo aceptó. Los cirujanos me extrajeron el chip después de tres meses y observaron que un tejido fibroso había crecido alrededor del implante, como si fuera parte de mi organismo.

En la segunda fase del experimento, a su esposa también le insertaron un chip. ¿Qué resultados lograron?

Conectamos nuestros sistemas nerviosos electrónicamente. Nos comunicamos directamente de sistema nervioso a sistema nervioso, telegráficamente. Cuando ella movía la mano tres veces, mi cerebro recibía tres pulsos. Y cuando movía mi mano, las señales le llegaban a ella.

¿Esto implica que en el futuro podamos comunicarnos de cerebro a cerebro?

Sí, ese es el siguiente paso. Pero por ahora, nos limitamos a una comunicación sencilla. Tal vez dentro de 20 años, vamos a poder comunicarnos de cerebro a cerebro. Y ya no sería algo como código Morse, sino ideas más abstractas como emociones y pensamientos.

¿De qué manera esto cambiaría el modo que vivimos?

La comunicación cambiaría totalmente. Podría ser algo parecido a la telepatía. El ser humano como tal se volvería en una sub especie y dominarían los que se fusionan con la tecnología.

¿Pero hay consecuencias negativas e imprevistas de estos cambios?

Sí pero, por otro lado, es una de las maneras en que se potenciaría la inteligencia del ser humano. El tiempo en que se ejecute, en cambio, depende de los intereses comerciales alrededor de estos avances.

¿Y cómo ha recibido esto la comunidad científica?

Para muchos, es algo que está fuera de sus esquemas. Pero yo pienso también en función de los que tienen discapacidades. Poder mover un brazo robótico por medio de las señales cerebrales es algo que ayudaría a una persona con el brazo amputado, por ejemplo. Y la persona en silla de ruedas podrá movilizarse solo por el pensamiento.

¿Cómo se aplican los resultados de sus pruebas?

Realmente no ha habido mucho avance. Un grupo en Italia intentó hacer lo mismo con una persona con amputaciones, pero no recibieron la aprobación ética para proceder.

¿Y ahora se dedica a otros experimentos?

Sí. Actualmente estamos trabajando en desarrollar un robot con un cerebro biológico. Extrajimos células cerebrales de un embrión de rata para luego conectarlas al cuerpo de un robot. El ‘cerebro’ maneja el robot por medio de sensores ultrasónicos.

¿Cuál es el objetivo de esta última investigación?

Queremos entender mejor cómo funciona la memoria. Por medio de un estudio de las señales cerebrales que se suscitan en reacción a los movimientos del robot, vemos cómo el cerebro reacciona a posiciones familiares. En el futuro, queremos hacerlo con células humanas.

¿Y qué debe hacer el ser humano en preparación para los cambios que vienen?

Acostumbrarnos a la idea de tener cada uno un chip en el cerebro. Seremos una fusión entre lo robótico y lo humano.



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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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