Cuerpos congelados
La criogenización es un viaje hacia el futuro. 'Popular Science' explica cómo es el proceso a nivel científico
16.12.08 - G. PEDROSA GRANADA
A medio caballo entre la ciencia y la ciencia-ficción, la criónica (a menudo confundida con la criogenia) es la práctica que consiste en criopreservar humanos o animales a quienes la medicina actual ya no puede mantener con vida, hasta que su resurrección sea posible en el futuro. En la actualidad el proceso no es reversible, por lo que la ley sólo permite la puesta en marcha de estas técnicas en humanos cuando estos han sido declarados legalmente muertos.
Dos empresas estadounidenses son pioneras en la práctica de esta disciplina: Alcor Life Extension Foundation (Arizona) y American Cryonics Society (Michigan) y hasta el momento han criogenizado a más de 150 hombres y mujeres; otros mil más esperan poder acudir a estos centros cuando llegue el momento. La revista de divulgación científica, 'Popular Science' ha publicado en su último número una información que explica cómo se lleva a cabo este proceso en un quirófano.
El cuerpo humano tiene normalmente una temperatura de entre 34 y 36 ºC, y tiene que descender hasta los -196, que es la temperatura de ebullición del nitrógeno. Según la publicación, este descenso es muy complejo porque hay que evitar un proceso de congelación erróneo que permita que las células se rompan. Y es que el organismo está compuesto en su mayor parte por agua, y ésta, al convertirse en hielo puede dañar los tejidos. Para evitarlo la empresa Alcor usa una técnica que permite que estos tejidos no se congelen, sino que queden vitrificados.
Con la meta de conseguir una buena criogenización, el equipo científico trabaja con los cuerpos desde el momento en que se declara legalmente el fallecimiento. Hay que comenzar a bajar la temperatura cuanto antes e inyectar en el fallecido un cóctel anticoagulante para evitar que la sangre no se coagule en el interior, lo que durante el proceso de enfriamiento podría crear tapones e impedir que los líquidos crioprotectores fluyan libremente por las arterias y las venas del organismo.
Estos líquidos se sustituyen por la sangre y cumplen la función de eliminar parte del agua del cuerpo y hacer que el resto se vitrifique cuando lleguen a la temperatura de -120 ºC, en lugar de congelarse. La perfusión de los fluidos crioprotectores se lleva a cabo mientras que la temperatura del organismo desciende hasta los -3º C. El enfriamiento se consigue rodeando al fallecido con bolsas y placas de hielo y a partir de la acción del nitrógeno líquido.
Terminado este proceso, el cuerpo se deposita en un arcón de aislamiento para un enfriamiento rápido a partir de nitrógeno líquido. Según explica el artículo de 'Popular Science', en cerca de 40 horas se descienden hasta los -110 ºC, sólo diez menos de los necesarios para la cristalización. La bajada es tan intensa para evitar que se puedan formar placas de hielo.
Descansando bajo cero
Después de eso el cuerpo se introduce en una especie de saco de dormir y en un contenedor en el que pasará cerca de dos semanas, en las que la temperatura bajará progresivamente hasta superar el proceso de la cristalización. Finalmente, pasa a un contenedor definitivo en el que alcanzará los -196º C y en el que permanecerá.
Una de las partes más delicadas a tener en cuenta en este proceso es el cerebro, hasta el punto de que algunos clientes sólo desean preservar este órgano. Los expertos entrevistados en la revista detallan que se controlan mucho la temperatura y el tamaño del cerebro durante la perfusión de los crioprotectores. Si el tamaño aumenta es que esta perfusión es incorrecta y si disminuye indica que el órgano se está deshidratando para pasar al proceso de vitrificación. Igualmente se utilizan sensores de sonidos que están centrados en percibir cualquier fractura que se produzca.
En la actualidad, congelar la vida no deja de ser una aventura demasiado arriesgada, habida cuenta de que recuperarla es todavía imposible; el proceso no deja de ser irreversible. Aunque para mucha gente la criogenización es la oportunidad de dormir ahora, cuando todavía no existe la cura para muchas enfermedades, y despertar en el futuro, cuando la ciencia pueda haber hallado solución para muchos problemas, como por ejemplo el envejecimiento. Es una manera científica de creer en el sueño eterno; sólo con pensarlo se te hiela la sangre.
La premisa principal de la criónica para que este tipo de investigaciones progresen en la ciencia es que la memoria, la personalidad y la identidad se encuentran en la estructura y la química cerebrales, y que la actividad cerebral puede detenerse y después reactivarse bajo determinadas circunstancias. Pero como regla general no se acepta que los métodos actuales preserven el cerebro lo suficientemente bien como para permitir la reanimación en el futuro. Los crionicistas se muestran optimistas ante este reto.
http://www.ideal.es/granada/20081216/cultura/cuerpos-congelados-20081216.html