INVESTIGAR EN BIODERECHO
Cuando la ciencia ficción se sale de la pantalla
Por: Beatriz Eugenia Campillo Vélez
"Los iletrados del siglo XXI no serán los que no sepan leer ni escribir,
sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y volver a aprender".
Alvin Toffler
Es evidente que el mundo del siglo XXI, plantea unos desafíos importantes y trascendentales a todas las áreas del conocimiento. La vida en sus diversas manifestaciones y la dignidad humana son hoy el centro de debate, así que abordar este tema con toda la seriedad y la rigurosidad científica es una responsabilidad fundamental del profesional y más aun del investigador.
En este ensayo, nos proponemos trabajar sobre el bioderecho, una de las nuevas disciplinas que nacen en torno a esta problemática, haciendo un análisis del por qué es importante la investigación en dicha área en particular y en otras afines que han aparecido, tales como la bioética, la biopolítica, etc. Para tal efecto, haremos una reflexión sobre la necesidad de investigar en nuestros días, y así desde allí ir introduciendo el tema del bioderecho, tratando de responder la pregunta que hemos propuesto, desde el estudio de tres criticas frecuentes.
El fin de la modernidad y el paso a lo que se ha denominado postmodernidad, ha estado marcado por diferentes sucesos, sin embargo, es una realidad que aún no termina de ser caracterizada por los estudiosos del tema; ya que así, como muchos creen que las condiciones no están dadas para hablan de un cambio de época; otros observan con asombro la evolución humana y consideran que el desarrollo tecnológico y científico adelantado en las últimas décadas, además, del cambio de paradigmas y cuestionamientos frente a las promesas de la modernidad, constituye mas que una prueba para aceptar que estamos en otro momento histórico, que bien puede ser la postmodernidad o como se le quiera denominar. Lo que es innegable, es que estamos asistiendo a un nuevo escenario mundial, sustancialmente diferente al que se vivió hasta mediados del siglo XX. Las discusiones no son las mismas, las ciencias no apuntan hacia las mismas problemáticas.
Ante esta situación, la función del investigador será, ante todo, hacer una lectura del nuevo campo que se presenta, retomando muchos elementos, pero también creando nuevos. Recordemos que, la investigación constituye en si misma un conocimiento profundo que a menudo resulta revolucionario, convirtiéndose en el motor de la humanidad, no podríamos avanzar si no nos aventuramos a conocer fenómenos y a cuestionar nuestras propias creaciones.
Desde esta postura podemos decir que, los avances tecnológicos y científicos que tienen como finalidad la manipulación de la vida e incluso aspiran a la creación de la misma, han cambiado la forma de ver el mundo, llegando a cuestionar formas de asociación humana tan antiguas como la familia, conocida como el núcleo de la sociedad. Desde allí, varias corrientes de pensamiento, comenzaron a hablar de, biotecnología, biopoder, biopolítica, bioderecho, entre otros. Estos nuevos términos, donde se agrega el prefijo “bio” a las disciplinas tradicionales, aunque conservan buena parte de su naturaleza original, les dan una nueva connotación centrándolas en torno a la vida.
Es pertinente recordar aquí que, el hombre empieza a conocer cuando nombra las cosas, como bien lo expresaba Ludwig Wittgenstein, en su famosa frase, "Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo", de allí podemos derivar que ante cada nuevo concepto que aparece se abre todo un mundo de posibilidades para el investigador. No se pretende decir con esto, que adelantar estudios en otras materias no sea importante, ni que los conceptos hasta el momento empleados no requieran ahondar más en ellos, ni tampoco pensar en crear una polución de conceptos que sólo consiguen distraer al estudioso.
En el caso concreto del bioderecho, que es el área que aquí nos interesa tratar, podemos decir que se origina cuando en medio del escenario que hemos caracterizado se cuestiona al Derecho con el fin de obtener respuestas jurídicas, lo cual da origen a una nueva rama de éste denominada Bioderecho, así esta disciplina surge de investigadores que se percatan de las exigencias que la bioética estaba haciendo y que la ciencia jurídica no lograba responder.
Son muchas las situaciones que se presentan hoy y que reclaman la presencia de normas jurídicas que las regulen. Los “avances” científicos necesitan ser controlados, no se trata de oponerse a todo lo nuevo, sino garantizar el respeto a la vida y la dignidad humana, ello es lo que busca el bioderecho en su corriente personalista.
Existe particularmente una gran urgencia por investigar en esta área, y consiste en que el legislador y el mismo juez, día a día, se ven enfrentados a casos o fenómenos para los que normalmente no están capacitados, la academia entonces aparece como el gran soporte, de allí la necesidad de que en las universidades se fomenten estos estudios capacitando directamente al futuro profesional.
Ahora, veremos que son varias las críticas que se le han presentado al estudio del bioderecho, para ejemplificar citare tres de ella, las más comunes y no por tal razón las mas fundamentadas; igualmente intentaremos hacer una defensa ante tales ataques que en discusiones se pueden presentar.
A. Las temáticas que estudia el bioderecho, son cuestiones que no nos afectan, son alejadas de nuestra realidad
La expresión que suele escucharse es, “No hemos podido resolver los problemas mas cotidianos, ¿para qué pensar en estos asuntos?”. Ante tales apreciaciones, lo primero es hacer una invitación para que se conozcan estas nuevas disciplinas, y desde allí se descubra que sus implicaciones son más frecuentes de lo que parecen, lo importante es no quedarse en el nombre, que sabemos es poco común, en parte porque recordemos, es una disciplina que lleva muy pocos años estudiándose en el mundo.
Lo que suele ocurrir es que las personas tienen un choque que impide la comprensión directa del tema, pues se contrasta el lenguaje coloquial -muchas veces empleado en los medios de comunicación- con el científico. Así que la reacción inmediata al encontrarse con términos como el que estamos estudiando, es de rechazo, porque no se asocia o no se identifica inmediatamente con algo conocido –aunque realmente no sea así- y como sabemos lo desconocido asusta, digamos que es una reacción de defensa el decir que son temas que no interesan.
Hablar, por ejemplo, del proyecto genoma humano o manipulación genética, puede aún sonar extraño; pero, todo comenzó a ser mas común por la misma difusión de los medios, con los debates sobre temas como el aborto, la eutanasia, o uno mas famoso, el de las células madres, por personajes como el técnico de fútbol ganador de la copa libertadores, caso particular que tuvo un gran impacto colectivo. Pero, lastimosamente todos ellos con un alto grado de desinformación, – recordemos la constante crítica a la falta de pedagogía de los medios- lo que incluso lleva a que se asuman posturas parcializadas, porque el receptor cree tener la información suficiente, para emitir juicios (lo mas preocupante es cuando el mismo legislador se ubica en este grupo de personas). Así, todos estos temas se van haciendo cada vez mas cotidianos, lo que muchas veces se desconoce es que cuando se contrastan con lo jurídico, comenzamos a hablar de bioderecho, aquí vemos que no es un asunto tan alejado como en principio se podría creer.
Ahora, yendo un poco mas lejos, cuando se entra en el estudio, es apasionante ver como los problemas que catalogamos “comunes”, hablo de la pobreza, el desempleo, entre otros, son guiados en su mayoría por el llamado biopoder, que no es otra cosa, que el manejo o la administración de la vida que ciertos poderes quieren efectuar desde el uso de la ciencia y la tecnología. Nuevamente puede sonar muy alejado, pero seguramente si hablamos de los computadores y la gran información personal que depositamos en ellos, nos puede ser más familiar. Ya en un plano mas elevado podemos hablar de los satélites con el “Proyecto Echelon”, donde se recoge información desde un estudio permanente, gracias a la vigilancia que por medio de ellos se ejerce; estas practicas son tan comunes que cualquier persona puede acceder desde la Internet a programas que le muestran su propia casa vista desde un plano satelital. Pues bien, este fenómeno también le interesa por conexidad al bioderecho, que por demás actúa como una herramienta del biopoder, limitándolo y cuestionándolo o por el contrario legitimándolo.
Por último, en este punto es relevante mencionar otro fenómeno también muy conocido y es el control de natalidad que se viene desarrollando como una tendencia a nivel mundial, legitimando conductas que ahora nos son muy conocidas como el aborto, métodos anticonceptivos entre otros, que a su vez conllevan a impulsar otras técnicas como la procreación asistida, la clonación, entre otros. Respecto a este punto el informe kissinger aporta una buena síntesis del manejo que el biopoder intenta llevar a cabo.
B. Son inventos de nuevos profesionales, que buscan desorientar a la sociedad. (rebeldes sin causa, en contra de los sistemas tradicionales)
No es de extrañarse que todo lo que nos parece hoy fuera de lo común o simples conceptos sin mucha sustentación teórica sea lo que mañana ocupe el centro en las aulas, ya demostramos en el ítem anterior que son temas mas cotidianos de lo que comúnmente se cree.
Esta otra crítica, si bien, se orienta por la misma línea de la anterior, acoge un grupo de personas un tanto diferente, con esto pretendo señalar que esta postura suele aparecer más en la misma academia donde se cuestiona fuertemente la importancia de investigar en esta área.
Ante este planteamiento cabe preguntarse, ¿qué objeto tiene apegarse a creaciones o teorías, que si bien en su momento pudieron ser útiles, ya cumplieron un ciclo?, cabe anotar que esta actitud pasiva le conviene al biopoder, ya que entre menos se cuestione la sociedad, mas ignorante es, mas vulnerable se vuelve y por tal razón, mas fácil de manipular. Ahí justamente aparece el gran papel de la academia, donde se pueden librar esos debates incluso de corte futuristas, que permiten sortear mejor las situaciones venideras o las que ya se están dando y no conocemos. Desafortunadamente los visionarios son pocos, de hecho estudiando la historia es común encontrarnos con muchos casos de personajes que hoy admiramos y que en su época no fueron valorados, porque somos expertos en criticar el pasado, pero a veces no dimensionamos que en este mismo momento podemos estar repitiendo esas conductas, al creernos poseedores de la verdad.
Sin embargo, cabe destacar que desde allí mismo se advierte que el problema radica en una sociedad que se dice muy abierta al cambio, pero que en realidad, sobre todo buena parte de la comunidad académica y en especial ciertas áreas de ella, sufren de lo que los griegos llamaban misoneísmo, que corresponde a una actitud de rechazo y aversión ante lo nuevo. Este concepto es retomado desde la sociología, como la tendencia a reconocer y perpetuar los comportamientos estáticos admitidos por el grupo. Así que estamos frente a un sofisma que nos muestra una realidad que no corresponde impidiéndonos avanzar y preguntarnos cosas nuevas.
Justamente disciplinas como el bioderecho, exigen el estudio de nuevos asuntos con un enfoque interdisciplinario, para lo que se hace necesario cambiar la mirada lineal del mundo y por tanto el discurso tradicional al que muchos estaban acostumbrados.
C. Catalogar el bioderecho como estudios de ciencia ficción
Ahora bien, frente a esta última crítica que es una de las más recurrentes cuando se acaban los argumentos y se empieza a desvalorar los esfuerzos intelectuales, podemos dar un giro y encontrar en la misma crítica un buen ejemplo para legitimar o mejor ejemplificar lo que estamos diciendo. Podemos hacer entonces una buena construcción a partir de ella, si bien la metáfora del mundo como un teatro es muy antigua (1) , resulta perfectamente posible actualizarla poniéndola en términos del séptimo arte.
Comenzaremos por afirmar que realmente si estamos en una película de ciencia ficción, solo que esta vez nosotros somos personajes que siguen roles bajo la dirección de la biopolítica, con un libreto ya escrito por el biopoder, allí interactuamos con toda clase de robots y claro para que salga lo mas natural posible actuamos como si desconociéramos lo que continua. Es lógico que semejante producción global solo puede ser contratada por las grandes potencias económicas, aunque no necesariamente se da en términos de Estados (pero nos venden esa idea). Ahora bien siguiendo la metáfora tenemos un gran escenario, todo un planeta, por tal motivo es necesario cámaras de grabación por todas partes, unas pequeñas para espacios interiores llamadas webcam y otras mas ponentes que toman planos generales, llamadas satélites. Entonces si partimos de esta metáfora, podemos aceptar que se trata de una ciencia ficción real, es una contradicción, pero es nuestro mundo, el que hemos creado y que ahora tenemos que afrontar, de ahí la importancia de su estudio.
Así, después de haber visto las críticas, podemos decir que, hablar de bioderecho como una nueva disciplina y todo lo que ella conlleva es un reto y a menudo un choque con una larga tradición de una escuela positivista mal entendida. El Derecho, regla general no es un área donde la investigación sea lo común entre los abogados, así que son pocos los que realmente se aventuran a crear conceptos nuevos y nuevas tendencias, muchos se quedan en el plano de aprender y seguir modelos.
Claro que, hay que destacar que en nuestro medio ya son mas debatidos y aceptados estos temas, a comparación de hace algunos años; también hay que reconocer el trabajo de unos pocos investigadores, que luchando contra muchas situaciones que ponían en duda sus conocimientos, hoy nos permiten estar mas o menos al ritmo que lleva el mundo y entender situaciones que de otra forma seria imposible. Sin embargo, el trabajo que falta por desarrollar es mucho, por eso es importante que más estudiosos se motiven por estas áreas.
En síntesis, descubrir que el mundo cambia y que exige nuevas posturas, es un proceso de despertar que pocos se atreven a asumir, lo más probable es que los que ahora son criticados, mañana sean seguidos, es casi una constante en la humanidad.
Citas
1. Cfr. GONZALEZ GARCIA, José María. Metáforas del poder. Madrid: Alianza Editorial, 1998. pp 99 - 142 (Cap. 4 “Teatrum mundi: Teatro, Mascara y escena política”).
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sábado, 11 de julio de 2009
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Beatriz Campillo
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15:31