LA TRADICIÓN HOBBESIANA DEL ESTADO COLOMBIANO EN EL MARCO DE LAS CIENCIAS SOCIALES
Por: Beatriz Eugenia Campillo Vélez
Medellín, 2005
Este ensayo versa sobre la herencia que el liberalismo clásico como teoría política, ha legado a la humanidad, pero muy especialmente se estudiara, las tesis desarrolladas por Thomas Hobbes y su relación con el caso colombiano.
Antes de adentrarnos en el tema, es pertinente que reflexionemos acerca de, cual es el papel y la importancia de las ciencias sociales y humanas en un contexto como el nuestro, y por que no, aclarar también algunos aspectos, que aunque no conformaran verdades irrefutables, sí nos darán un marco teórico, que ayuda a sentar posiciones y claro esta a dirimir dudas que entorpecerían nuestro trabajo.
Primero mencionar que por ser de estudio empírico y no demostrable “las sociales”, como coloquialmente se conocen, son en esencia polémicas, complejas y apasionantes, de hecho es objeto de discusión hasta el mismo nombre que en conjunto reciben y por el cual empezare. Hay autores que argumentan que no deberían catalogasen como “ciencias” por que en realidad no lo son, ya que no siguen el método científico, y tampoco pueden predecir o asegurar nada. Por otro lado hay muchos que las denigran, por su poca funcionalidad en un mundo tecnificado como el nuestro, donde el hombre paso a un segundo plano y la informática o la robótica es lo que nos domina. Pero en oposición a estas posturas, hay otras personas a las cuales nos parecen saberes muy respetables que aun siguen maravillando y motivando en el intento casi heroico de conocerse a sí mismo, porque son las únicas ciencias donde el sujeto investigador es el mismo objeto de estudio. Además merecen recibir el calificativo de “ciencias” pues esta palabra no se reduce a un único y absoluto método, sino que trasciende al hecho de conocer.
Así, las ciencias sociales y humanas, son un conjunto de disciplinas que tienen como objeto de estudio general, al hombre y su interacción con el medio que lo rodea. Pero como sabemos, es un tema bastante amplio que merece ser analizado detalladamente, y por esto se da la ramificación en áreas, donde cada una tiene como tarea observar algo especifico, en las que se encuentran: la historia, la geografía, la economía, la filosofía, la antropología y la política, entre otras. Nuestro estudio estará centrado en esta última (la política), aunque relacionado con las demás, pues no son excluyentes.
Para finalizar esta parte, es preciso establecer que a mi entender, la investigación en estas ciencias, es igual de necesaria, importante y trascendental, como cualquier nuevo invento o descubrimiento de las ciencias exactas o de las naturales; y no se deben asumir como una simple entretención de eruditos, inoperante, sino por el contrario como un aporte más al desarrollo y progreso de la humanidad.
Ya para entrar en materia, es importante saber que la política es una invención humana, que trata de encontrar solución a los conflictos de intereses que los hombres tenemos en nuestras relaciones cotidianas. Así cuando se trata de resolver un problema personal, se acude a la ética; pero cuando este es de índole social, se evalúa desde la política. Ella tiene como objeto de estudio especifico, el poder político, que surge de las relaciones sociales y el cual se puede definir como aquella facultad de imponer una voluntad ante otras.
El hombre preocupado por los conflictos que lo rodean y las dificultades que se le presentan en la convivencia, siempre se ha preguntado, acerca de cuál es la mejor forma de sociedad, es lógico pensar que en el tras fondo de esta pregunta, se encuentran una serie de interrogantes sobre el poder político, tales como: ¿quién debe gobernar?, ¿por qué obedecemos?, entre otros... pero estas discusiones a pesar de ser milenarias, no han hallado respuestas satisfactorias. Sin embargo y así hoy todavía no las tengamos, en la historia se dio un cambio fundamental, después de haber intentado durante siglos contestar dichas preguntas, se cayo en un estado de resignación, asumiendo que eran verdades que el hombre jamas podría conocer, idea que tomo fuerza en la edad media.
Este pensar, se resume en dos mitos que el profesor José Olimpo Suárez cita en su libro “Syllabus, sobre filosofía política” (1) , uno clásico que aparece en los diálogos platónicos, titulado Protágoras, donde se narra que los dioses le había encomendado a Prometeo y a Epimeteo la tarea de entregarle a todos los animales facultades y virtudes, para que pudieran sobrevivir, quedando el primero encargado de revisar la tarea que Epimeteo realizaría, pero al final Prometeo descubre que hay una especie que quedo desheredada, por lo que se arriesga a robarle algunos secretos a los dioses, como las artes y el fuego, pero finalmente no logra robarle a Zeus el secreto de la política. Así justifican los hombres el deseo incesante de encontrar, aquello que les hace falta para vivir mejor. El otro mito, es el religioso que se encuentra consignado en el génesis de la Biblia cristiana, y es cuando estando en el paraíso Adán y Eva, engañados por la serpiente comieron del árbol del bien y del mal, sabiendo que Dios se los había prohibido, por lo cual los expulso del Edén y les dio tres maldiciones, que se extenderían a todas las generaciones; primero, el parir con dolor; segundo, tener que trabajar para cuidar de sus vidas; tercero, tener que soportarse los unos a los otros todo el tiempo. La política surge entonces como el intento por superar el último de estos castigos divinos.
Por otra parte, durante la edad media la religión le puso un velo a la política, lo que impidió el avance de las discusiones, sin embargo hay un aporte importante que esta época, hace a la teoría política, denominada “la teoría de las dos espadas”, que a través del tiempo fue concebida por teólogos cristianos como San Ambrosio de Milán, San Agustín y San Gregorio. En general esta doctrina consiste en sostener “que existen dos poderes, o dos espadas, que deben respetar sus fueros pero teniendo presente que en asuntos de fe, la autoridad papal siempre estará por encima de la autoridad civil” (2) , y traigo este debate entre los dos poderes, a colación porque más adelante será considerado por Hobbes y constituirá un elemento principal en su discurso y particularmente en el frontispicio del Leviatán, pues el soberano encarnara ambos poderes consolidándose un gobierno absolutista, pero no deja de reconocer al Dios inmortal. Además curiosamente en Colombia paso algo similar con el Estado, al parecer secuelas de la edad media, basta recordar que en la constitución de 1886 se consagro el país al Corazón de Jesús, y muchos siguen atribuyendo las desgracias actuales, al cambio secular que se dio con la constitución de 1991, aunque en el preámbulo aun se menciona a Dios.
Pero para no desviarnos del tema, continuemos con el proceso, pues es a partir del Renacimiento que se da un cambio fundamental, que transformo la visión del mundo. Al retomar la tradición antigua, se despertó de nuevo el interés por conocer y aunque no se olvidaron los mitos que acabo de enunciar, el hombre propuso una argumentación desde la razón, que tuvo su esplendor en la ilustración y que aun hoy nos sigue marcando.
Uno de los grandes pensadores de esta época, fue el filosofo y teórico político ingles, Thomas Hobbes (1588 – 1679), que vinculado a la teoría política liberal, y desde un planteamiento iusnaturalista, trata de resolver estas preguntas con el racionalismo característico de su época, (que a continuación miraremos a fondo); por otra parte aunque sus planteamientos, se dirigen a un sistema de gobierno monárquico totalitario y absoluto, en la actualidad se han recogido parte de estos pensamientos y se han adecuado a nuestra realidad democrática.
Thomas Hobbes, cree que el hombre se puede dar así mismo leyes para vivir en paz, y es bajo esta premisa va a dar respuesta a los interrogantes sobre el poder, que luego plasma en toda su obra, de la cual solo voy a referirme a su texto clásico que se titula “Leviatán”(1651).
Para comenzar el filosofo crea una ficción metodológica, la cual denomina “estado de naturaleza”, donde pretende describir al hombre en condiciones prepoliticas o de incivilidad, en ese estado, él encuentra que el hombre ante todo desea vivir y esta es para él, la ley de la naturaleza, que Hobbes expresa así: “El derecho natural, que los escritores llaman comúnmente ius naturale, es la libertad que tiene cada hombre de usar su propio poder según le plazca, para la preservación de su propia naturaleza, esto es, de su propia vida; y, consecuentemente, de hacer cualquier cosa que, conforme a su juicio y razón, se conciba como la mas apta para alcanzar ese fin” (3) , algo similar a la selección natural de Charles Darwin, donde la especie que sobrevive es la mas fuerte, pero recordemos que los seres humanos somos diferentes en capacidades, así que la fuerza puede ser de carácter físico o de inteligencia. Por otra parte, la situación es compleja porque se asume que existe igualdad cuando nacemos, nadie es mas fuerte ni tiene mas poder que otro, pero con el pasar del tiempo el hombre reconoce la posibilidad de dominar y de defenderse ante los ataques de otros, lo que hace que aparezcan las diferencias.
El deseo de vivir, constituye a la vez el derecho a la vida, en este estado de naturaleza donde los hombres tienen temor de sus congéneres, todos pueden defenderse con lo que se les ocurra; así que es de esa libertad que se desencadena una “guerra de todos contra todos” (bellum omniun contra omnes), que gobierna las relaciones entre los seres humanos, siendo “el hombre un lobo para el hombre” (homo homini lupus). Planteamiento del cual Hobbes parte para argumentar, que el hombre deberá entender que nunca se dará en aquellas guerras una victoria duradera, que le asegure paz y tranquilidad, así que la vida se convierte en una situación agobiante, que no es placentera por que no es posible disfrutar de nada, sino que crea la preocupación de quien puede ser el próximo en atacarme. En conclusión Hobbes señala tres causas de la guerra en el estado de naturaleza: “la competencia, la desconfianza y la gloria” (4) ; dando como resultado una vida “solitaria, triste, vergonzosa, cuasi animal y breve” (5) . Por otra parte se dice que existen leyes de la naturaleza, una de ellas consiste en que el hombre procurara la paz, y luchara por ella aunque sea consciente que nunca la alcanzara en la vida real; es aquí donde concibe la necesidad de escapar al estado de naturaleza, dando paso al estado político.
Recordemos que Hobbes es contractualista, por lo que su estado político, se entiende desde el contrato social, el Estado, metafóricamente llamado Leviatán, será entonces quien ponga fin a la guerra entre hombres, es necesario para esto que todos los seres humanos cedan sus derechos a un único soberano que se constituya como un poder común que atemorice a todos, pero que a su vez sirva como garante y controlador, es decir que su poder sea absoluto.
“El poder, de acuerdo con la doctrina hobbesiana, es un poder estabilizado y estructurado de acuerdo con el pacto de los ciudadanos. Por ello, la soberanía puede recaer sobre un individuo o sobre un grupo de individuos, dándose la monarquía, la democracia o la aristocracia, como las únicas tres formas de gobierno que concibe Hobbes” (6) , pero hay que anotar que él privilegia la monarquía, pues es la que mejor puede llevar a buen termino la tarea que se le ha encomendado sin perder tiempo en la toma de decisiones.
El estado de civilidad, tiene que ser un acto voluntario y racional, donde en un pacto el súbdito se compromete a obedecer al soberano y someterse a su legislación, cabe anotar que el implantar cualquier norma es coartar la libertad individual, por eso se habla de un traspaso de derechos o de poder. El Estado por su parte se compromete a evitar la discordia entre sus súbditos y a protegerlos de los ataques que provengan del exterior. Hobbes resume en los siguientes términos metafóricos el modelo de Estado que creo, definido así, es el “dios mortal, al cual debemos, bajo el Dios inmortal, nuestra paz y nuestra defensa” (7)
En suma, no hay nada más natural al hombre que la guerra, no cuesta mucho que alguien sea malo, pero se necesita mucho tiempo para formar a una persona medianamente buena y es más probable que cambie de parecer frente a una circunstancia que la afecte y la haga sufrir, que una persona mala frente a un acto de bondad. Curiosamente a través de la historia, se ha considerado generalmente al hombre como un ser bueno y la maldad como algo exterior a él, ideas que tuvieron gran acogida sobretodo en la ilustración. Autores como John Locke y con mayor énfasis Jean Jaques Rousseau, consideran al hombre como un ser en esencia bueno, este último por ejemplo atribuye la maldad a la sociedad, como si esta no estuviera compuesta por hombres; sin embargo hay que evitar caer en la velocidad de la critica, demeritando estos trabajos que han sido un gran aporte al mundo de la academia. Por otro lado están los autores que mas que pesimistas son a mi entender realistas, porque consideran al hombre como un ser malo, pero capaz no de superar totalmente su condición original, sino sobrellevarla un poco, al menos evitando la guerra constante, en este grupo podemos encontrar a Thomas Hobbes y al padre de la ciencia política Nicolás Maquiavelo, el cual ve que incluso en las relaciones mas cordiales, siempre hay intereses de por medio que impiden la confianza total en el otro.
En este sentido aparece la famosa frase del Barón Karl Von Klausewitz que reza: “La guerra no es más que la prolongación de la política por otros medios”, asumiendo que la política es anterior a la guerra, posición que creo errónea, pues es, como lo hemos venido observando, al contrario, ya que la política surge como respuesta racional a las querellas sociales.
En el caso de nuestro país se puede decir que casi todos estos elementos políticos que hemos estudiado, a la luz de la teoría hobbesiana, afloran en función de buscar una salida a la crisis en la que hoy se encuentra, por esto resulta importante hacer una relación entre la teoría del siglo XVII y la realidad del siglo XXI, pues como lo mencionábamos anteriormente las preguntas que el hombre se hacen siguen siendo las mismas, con muy pocas variaciones casi imperceptibles.
La situación en Colombia es imposible analizarla sin tener en cuenta el contexto que la rodea y en el cual ella se desenvuelve, no solamente como parte de América Latina, sino también del mundo; estos factores externos influyen mucho en el curso que al interior tenga el país.
Actualmente hay una gran tendencia a los regímenes totalitarios y fundamentalistas, a pesar que ya se daba por terminada esta discusión, al menos en occidente, cuando creímos haber comprendido que la democracia, no es el mejor sistema de gobierno, pero si el menos malo, que ofrece tanta participación que incluso sus oponentes mas acérrimos tienen cabida y libertad para expresar sus opiniones. Pero resulta que se ha llegado a un desgaste, tal fenómeno es conocido entre los académicos, como “cansancio de la democracia” del cual Colombia también ha sido víctima. Tal cansancio tiene varias modalidades: “a) la corrupción administrativa en el manejo de la cosa pública y al interior mismo de los partidos políticos; b) baja participación electoral en los Estados democráticos, lo cual resta legitimidad a la democracia misma; c) el surgimiento y posterior explosión de organizaciones no gubernamentales y/o de movimientos sociales no partidistas que se disputan hoy el ejercicio del poder y la toma de decisiones al interior de los estados democráticos y a nivel internacional; d) la burocratización y estancamiento de los partidos políticos que en su momento fueron el conducto normal para la expresión de las aspiraciones sociales que encarnaban idearios y creencias diferentes” (8) . Pero sobretodo el no tener alguien a quien culpar de nuestras desgracias, sino sentirnos responsables de ellas, nos hizo reconsiderar esta opción.
En síntesis, ninguna teoría política ha muerto, ni tampoco nace de la nada, todas son posibles respuestas a la situación que se presenta; uno de los mejores ejemplos para sustentar lo que he dicho es la teocracia, que occidente penso haber enterrado en el pasado, y oriente le ha demostrado que nunca ha dejado de existir. Así que no es de extrañarnos que se den cambios que transformen lo que creíamos irreformable y casi perfecto.
Es aquí precisamente en estos escenarios, donde las ciencias sociales y humanas, se hacen presentes como actores protagonicos, aunque siempre han estado activas; la política, se une a la historia y buscan en los archivos del pasado situaciones similares que den una orientación sobre que hacer en medio de la crisis, o también retoman el pensamiento de mentes brillantes que en su imaginario, inspirados en la realidad, crearon teorías que bien pueden aplicarse, es aquí entonces donde los filósofos de la política son importantes, ya que como ellos se ocupan de estudiar la deontología del orden social, son muy influyentes en momentos caóticos, porque sus parámetros teóricos pueden llegar a reconfigurar de cierta forma, el orden de las cosas.
Justamente, esto sucede con Thomas Hobbes, luego que la ciencia política hace un bosquejo de la realidad, se hace una aplicación de las viejas teorías, que cobran vigencia en situaciones como esta. A continuación haré una relación de la teoría política que he expuesto, relacionándola de manera general con algunos aspectos de nuestra historia, no es pues mi intención hacer un recorrido histórico exhaustivo, sino simplemente enunciar, describir y relacionar.
En Colombia hay dos urgencias, que la política debe resolver, la primera es que se necesita un Estado fuerte, con presencia en todo el territorio donde tiene jurisdicción, que monopolice el uso de la fuerza proporcionando seguridad a la población anulando cualquier muestra de anarquía, y que sea una garantía del contrato social haciendo respetar los derechos fundamentales allí pactados; en segunda medida se reclama un soberano, es decir una mano fuerte que dirija y de estabilidad al sistema político.
El poder soberano descrito por Hobbes, se puede entender como el Estado de derecho, que hoy conocemos, y debe ser obedecido por los ciudadanos bien sea por la voluntad, la persuasión o la coerción.
Por otra parte, el Estado colombiano, es débil pero legítimo; como pueden darse muchas controversias por esta tesis, hago la salvedad que es así, sí se evalúa desde los dos criterios básicos de legitimidad que se tienen actualmente, los cuales son: el contractualismo y la defensa de los Derechos Humanos. Esta idea es de corte liberal, que en términos de la tradición hobbesiana se leería mas o menos así: para que el Estado sea legitimo, no solo debe existir un pacto entre hombres, normalmente conocido como contrato social, sino que también el individuo debe cederle voluntariamente al Estado algunos de sus derechos, entre ellos el de la defensa propia, para que sea este el garante de los mismos, evitando la guerra entre los seres humanos y protegiendo la vida.
Entendiendo que la legitimación es en términos sencillos y coloquiales, la obediencia a un poder político, es necesario que se den razones, por las cuales es mejor someterse, que ser libre; en medio de un conflicto armado, como el que Colombia ha padecido por tantos años no es difícil entender, que la libertad debe estar limitada en aras de nuestra preservación ya que de no ser así estaríamos de nuevo en el estado de naturaleza.
Las formaciones de grupos armados al margen de la ley, Hobbes la entiende como muestras de anarquía que ponen el riesgo la seguridad particular, y por tanto el gran Leviatán debe estar en la condición y la capacidad de dominar, porque si no lo hace no estaría cumpliendo su labor fundamental. Teniendo claro este punto, al cual hay que añadir que nuestro filosofo también hace referencia a la desobediencia civil y la sustenta en la vulnerabilidad del derecho a la vida, que puede sentir el hombre en un momento dado, por parte del Estado; es preciso que abordemos la formación de guerrillas y autodefensas en nuestro territorio, primero es inadmisible que en un Estado, que se supone democrático, la población deba armarse para expresar sus disconformidades ante el sistema, ya que para eso la constitución política (o contrato social en términos de la teoría política), dispone unos mecanismos de participación; segundo, la formación de autodefensas (o “paramilitares”) al menos en sus orígenes demuestran la incapacidad que tuvo el Estado para defender la población de todo el territorio, y que hoy lentamente esta recuperado (si comparamos el proceso con las décadas anteriores el balance es positivo); tercero, se podría decir que el Estado no ha incumplido la constitución, por lo cual no hay razones para la desobediencia civil, pero lastimosamente esto no es cierto, por que algunas personas en nombre del Estado en determinados momentos de la historia si lo han hecho (este problema de ambigüedad la teoría hobbesiana no lo tiene, porque el que representa al Estado es una sola persona).
A raíz de todo esto, de la crisis de identidad de los partidos políticos, la desconfianza en las instituciones, la corrupción, el clientelismo y el monopolio del poder en unos pocos tras la fachada de una democracia representativa; En Colombia, como en el resto de América Latina se ha dado el fenómeno del caudillismo, aquel líder político que mediante una legitimación carismática encarna los deseos del pueblo y es visto por ellos como el gran salvador; una especie de Leviatán que salvara a su país del estado de naturaleza.
Este fenómeno hoy toma el nombre de neopopulismo, a razón de ser otro momento histórico y de tener otras variantes, pero en esencia es lo mismo; lo malo es que está en los limites de la dictadura. La pregunta es ¿donde reside el poder político?, y ¿por que no se ha manifestado como solución a nuestros problemas?, recordemos que la democracia, da la facultad al pueblo de gobernarse así mismo, por medio de sus representantes; el asunto es que no debemos esperar a que alguien venga y nos solucione nuestros conflictos, cuando somos los únicos que tenemos la potestad de hacerlo. Justo ahí aparece la paradoja, esperamos a que alguien venga en calidad de salvador, y cuando ese alguien aparece lo juzgamos por usurpar nuestro poder. Entonces parece que en teoría respaldamos la idea de autogobernarse, pero en la practica reconocemos nuestra incapacidad de ejercerlo.
Otro aspecto es la defensa de los derechos fundamentales, Hobbes tiene claro que el derecho más importante que un ser humano puede tener es la vida, por esto el Estado tiene como función principal, la seguridad para así garantizar y prolongar este derecho. Es posible pensar que el Estado debe cumplir otras tareas, pero ninguna de ellas puede hacerse si no se tiene la tranquilidad. En Colombia, es innegable que la inversión social es necesaria, pero por ejemplo, ¿cómo construir escuelas y hospitales si otros actores las destruyen o en su defecto, las “privatizan” por la fuerza, quitándoles el carácter de bien o servicio público?, es allí donde el Estado debe hacer presencia implantando el orden, si es posible negociando, pero si no le corresponde hacerlo por la fuerza.
En este sentido, veo positivo el giro que el Estado colombiano ha dado, cumpliendo con la que es su principal tarea, pero es necesario encontrar un equilibrio donde la población tampoco muera por falta del servicio medico, por falta de alimento, en fin sus necesidades básicas, sobre todo teniendo en cuenta que la constitución política (vigente) de nuestro país, declara que es un Estado social de derecho.
Pero, hay que tener en cuenta que así existan muchos aspectos del pensamiento de Thomas Hobbes, aplicables a nuestra realidad, no se puede caer en la ingenuidad simplista, de pensar que la solución a todos los problemas del Estado colombiano en el siglo XXI, es seguir a ultranza sus planteamientos. Por ejemplo, adoptar esta teoría, para resolver nuestros problemas de gobernabilidad, manteniendo la democracia, seria un absurdo, pues recordemos en Hobbes esta discusión no existe, no porque no la hubiera pensado, sino porque su modelo propone que el poder político solo debe residir en el “dios mortal” que encarna el monarca, precisamente para evitar este tipo de problemas, pues no hay oportunidad para analizar si la gestión realizada por el mandatario, responde o no a las necesidades del pueblo, porque de antemano se asume que siendo su poder legítimo, todo lo que haga el soberano esta bien, es incuestionable y se tiene que cumplir, además por lo único que el pueblo podría cuestionarlo, es si no cumple el contrato.
Existen varios autores que señalan que en Colombia, no se han logrado resolver los conflictos internos, desde el modelo hobbesiano; entonces surge la pregunta: si es posible o no, afirmar tal cuestión, cuando en buena parte de la historia nuestro Estado no ha sido lo que Hobbes plantea; seria aceptable la crítica si hubiéramos sido una copia fiel de esta teoría, y no produjera los resultados prometidos. Pero como se dieron varios hechos que la contradicen no es posible hacer tal juicio, por ejemplo: ser el mismo Estado uno de los mayores violadores de derechos humanos, situación que ha sido superada; otro, es que durante mucho tiempo las fuerzas armadas (oficiales), tales como el ejercito, no fueran bien vistas por la sociedad civil.
Por último recordemos varios aspectos que ya hemos tratado anteriormente; Primero, esclarecer que en el pensamiento hobbesiano son las pasiones las que enfrentan a los hombres y crean la guerra, mientras que, la razón los hace pactar, así que probablemente el conflicto colombiano son intereses desdibujados pero pasiones fortalecidas y descontroladas (a los ojos del orden legal), que aunque el Estado tenga que atacar para debilitar, lo mas probable es que por medio de la razón, la violencia termine en un acuerdo de paz, donde las condiciones las ponga el mas fuerte, que debería ser el Estado, porque de ser al contrario es lógico que los alzados en armas, antes de firmar algún pacto trataran de tomarse el poder. Segundo, que aunque la finalidad del Estado en Hobbes es la paz, y no la guerra. En ocasiones es necesario seguir el adagio romano “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, porque después de intentar por otros mecanismos y no hallar resultados favorables, se concluye que es la única forma de anular las acciones de la desobediencia civil y al mismo tiempo evitar nuevas muestras de anarquía. Y tercero, es pertinente estar atentos a la reconfiguracion del panorama político en Colombia, porque se tiene el riesgo latente de entrar en una dictadura por medios democráticos, no sólo por la coyuntura que hoy vivimos y por el medio que nos rodea, sino también porque buena parte de la población, esta cansada de la democracia, y mas que poder quiere dar solución a sus necesidades básicas, así que fácilmente se legitimara con una base social fuerte, quien ofrezca satisfacer dichas demandas, aunque luego cuando este en el poder se convierta en todo un verdugo.
En conclusión, podemos decir que se están buscando pistas en el pasado, en las teorías políticas clásicas, para que estas den una guía sobretodo en el orden y la estabilización de sociedades como la nuestra. En esta misma línea se puede decir que están trabajando todas las ciencias sociales, el reto esta en relacionar la teoría con la práctica y hacer útil lo que grandes pensadores propusieron y que se encuentra consignado en los libros que reposan en los templos del saber.
Sin embargo hay que recordar que la historia se escribe a diario, y que cada libro, cada teoría es como una nueva formula química, que al aplicarla puede sorprendernos con magnificas curas o hacernos lamentar por la enfermedad que hemos desatado, lo bueno es que siempre existirá otra mente brillante que siga innovando teniendo como base los aportes anteriores, porque de no ser así lo mas probable es que se repita el proceso. Por esto las tradiciones que nos han marcado no se pueden olvidar, pero si hay que actualizarlas, y crear nuevas; pues de la dinámica académica dependen en buena parte los rumbos de la humanidad.
BIBLIOGRAFIA
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CITAS
1. SUÁREZ Molano, José Olimpo. Syllabus sobre filosofía política. Medellín: UPB. 2004. pp.11-14
2. Ibíd., p. 43.
3. HOBBES, Thomas. Leviatán (I), Trad. Carlos Mellizo, Barcelona, Altaya, 1994, p.110.
4. Ibíd., p. 107
5. Ibíd., p. 108
6. CARDONA Restrepo, Porfirio. “Estado y soberano: una relación intrínseca en la actual coyuntura política colombiana”. Escritos. , v.12, n.29, 2004 (Universidad Pontificia Bolivariana, facultad de filosofía y letras), p. 420
7. HOBBES, op. cit.,p.145
8. SUÁREZ, Op. Cit, p 160.
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domingo, 12 de julio de 2009
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