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LA REALIDAD COLOMBIANA TRAS LAS CIFRAS

domingo, 12 de julio de 2009

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
FORMACIÓN DOCENTE - SEMINARIO
Medellín, 2008

LA REALIDAD COLOMBIANA TRAS LAS CIFRAS
Por: Beatriz Eugenia Campillo Vélez

Las cifras nos permiten conocer países, aunque aclarando que no podemos predicar de ellas el ser neutrales, por ser esencialmente políticas y por supuesto un resultado humano, pues hablar de objetividad no es mas que un ideal, al cual nos queremos acercar y que probablemente exista porque la realidad no deja de ser y no depende del sujeto que la lea, mas es la única forma que tenemos para concer, y por ello lo que se divulga no es mas que una lectura que parte de un sujeto y que por tanto no podrá ser objetiva, ni totalmente neutral. Pero ante este panorama que nos deja sin asiento y que parecería invalidar la primera afirmación que hemos hecho, tendremos que aclarar que nos permiten conocer realidades en tanto al cotejarlas podemos observar que fuentes son las más o menos confiables, respecto a un tema o a otro. Esta es una parte importante y no sólo en las Ciencias Políticas, sino en cualquier otra Ciencia Social que se sirva de la estadística para comprender la realidad.

Es común escuchar que las cifras que arrojan las estadísticas son simples números fríos que no permiten conocer la realidad, pero como empezamos diciendo, la realidad depende de quien la observa. De allí la importancia de hacer un análisis contextualizado, que como mínimo nos permitirá hacernos una idea del mundo y de nuestra propia realidad; porque el fenómeno no solo pasa cuando intentamos hacer reflexiones sobre lugares que no conocemos y que probablemente no lleguemos a conocer, pero es que el hablar de conocer, es tan amplio, que ni siquiera se abarca con el simple hecho de esta en el lugar, incluso nosotros viviendo en una ciudad relativamente pequeña, en muchas ocasiones difícilmente sabemos qué ocurre en nuestro barrio, pues bien, es justamente allí donde las estadísticas entran a cumplir una misión importante y por eso deben realizarse con rigor, tomando una muestra que garantice la representación de la totalidad de la población o al menos de una gran mayoría y analizando aspectos puntuales; claro que no desconocemos, y en esto tenemos que ser cautos que especialmente en materia política las encuestas por ejemplo muchas veces son mandadas a hacer, y con una finalidad previa establecida, por eso hay que mirar quién realiza la encuesta, qué se pregunta, en qué momento, sobre qué población y cuáles son los resultados.
Pasando al caso Colombiano, es notorio que nuestro conflicto es de una alta complejidad, situación que en parte responde a situaciones geopolíticas e históricas (especialmente historia reciente, con el fenómeno del narcotráfico). Colombia vive un conflicto complejo, distinto al de cualquier otro país del mundo, a tal punto que los teóricos de las relaciones internacionales utilizan nuestro nombre para señalar un fenómeno, de tal manera que ya es común hablar de la “colombianización de los conflictos”, es decir conflictos distintos al nuestro que integran elementos esenciales que nos caracterizan, pero en fin nosotros somos el modelo, modelo de algo que nadie puede sentirse orgulloso.
Somos un país con altos índices de violencia, y por la misma razón con muchísimas victimas del conflicto. Un conflicto que es asimétrico, por que es una guerra irregular del Estado contra Grupos armados ilegales, y además un conflicto donde no solo hay dos partes, sino varias guerrillas (aunque las FARC hoy sean las mas importantes), los paramilitares, la milicia y delincuencia común, y por supuesto el mismo Estado como la parte que esta legitimada para el uso de la fuerza. A todo este panorama se suman, elementos de pobreza, narcotráfico, corrupción, entre otros. Desde este punto de vista, el país debe asumir posturas serias si pretende superar el conflicto, pero no se trata de seguir modelos, porque como explicamos nuestro conflicto es diferente, se trata de tomar ejemplos pero adecuarlos a nuestra realidad, afrontando los problemas.
Para abordar algunos indicadores, nos permitimos citar algunas conclusiones a las que llega el Dr. Armando Estrada Villa:
“Tenemos la medalla de plata y de bronce en felicidad y en satisfacción con la vida. Parece extraño que en un país con tantos, variados y graves problemas, los colombianos seamos felices, aun careciendo de las condiciones objetivas que construyen la felicidad. No coinciden los índices de felicidad con el índice de desarrollo humano. Sin una buena salud, con una educación mediocre y con un ingreso insuficiente según el PNUD, los colombianos somos subjetivamente dichosos. Durante años se dijo que Colombia era la democracia más antigua de América y el presidente Uribe proclama a diario que somos una democracia profunda. Esto es motivo de orgullo patrio. Pero no. El índice de democracia de The Economist tiene la insolencia de desmontar esa falacia y revelarnos que apenas alcanzamos a constituir una democracia imperfecta llena de defectos y grietas, con una libertad de prensa sensiblemente recortada de acuerdo con Reporteros sin Fronteras y con una libertad política limitada de conformidad con el estudio de Freedom House, con una nota de 6.4 sobre 10 y el lugar 67 entre 167 países y el lugar 67 entre las 82 democracias. En materia de corrupción, se sostuvo en las últimas campañas presidenciales que se acabaría con la politiquería, el clientelismo y la corrupción. Sin embargo, no se ha presentado ningún avance en este frente. Transparency International considera que estamos en una severa situación de corrupción y nos califica con un modesto 3.8 sobre 10 y nos ubica en el puesto 70 entre 180 países.”(1)
Ahora bien, esta felicidad a la que se hace referencia es algo netamente psicológico, y que no responde necesariamente al llamado “pan y circo”, aunque puede estar influenciado. Pero mas que los colombianos estar distraídos o de ser indiferentes ante una cruel realidad, podemos afirmar que se trata de un fenómeno provechoso para nuestro pueblo, pues se refiere expresamente a la capacidad de recuperación que tenemos, es un mecanismo de defensa, de sobrevivencia. Muchos analistas comparan la situación de Colombia con la vivida por los atentados del 11 de Septiembre en los Estados Unidos, una población que se sintió totalmente amenazada, que tenían una especie de pánico colectivo, y donde muchos pidieron que se les explicara por qué el mundo no los quería; la pregunta sería ¿qué pasaría si los Colombianos fueran así?, ¿Cómo sería nuestro país?, no afirmamos que la violencia sea buena, lo que decimos es que la actitud es positiva en tanto continuamos tratando de salir adelante y no nos hemos quedado en la depresión.
En cuanto al tema de la democracia, tiene varias aristas, y aquí sólo mencionaremos rápidamente algunas ideas. Digamos que es cierto que la democracia colombiana ha sido la mas estable en América latina, si juzgamos por el número de dictaduras, nosotros en la historia reciente solo contamos con una, la de Rojas Pinilla y no puede ser comparada en magnitud con las vividas en América Latina; pero de ahí a afirmar que por ser estable es sinónimo de algo positivo, es algo que se puede cuestionar, no solo porque estabilidad puede ser reflejo de pasividad, sino porque hemos vivido una fuerte violencia muchas veces motivada por la búsqueda de participación política, la cual fue especialmente difícil durante el bipartidismo; y es curioso que algunos ubiquen la violencia política como un fenómeno superado por el frente nacional, y que nos muestren este suceso como un monumento a la democracia, cuando finalmente no era mas que una especie dictadura encubierta, donde la participación política, en el sentido amplio de la expresión era imposible; pues bien, la situación continua, ha mejorado sin duda, especialmente al contar con varios partidos y cierto respeto a la oposición. No obstante nuevos problemas nos aquejan y no hemos sabido superarlos, el tema de la corrupción, el clientelismo y la reciente parapolítica, abren debates que cuestionan una vez mas la idea de ser una democracia fuerte.

Citas

1. ESTRADA VILLA, Armando. OTRAS MIRADAS SOBRE COLOMBIA. Pp 18- 19

Nota

Este es un espacio para compartir información, la mayoria de los materiales no son de mi autoria, se sugiere por tanto citar la fuente original. Gracias

Perfil

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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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