Buscar

La despenalización del aborto

viernes, 7 de mayo de 2010

La despenalización del aborto

Ramón Córdoba Palacio, MD elpulso@elhospital.org.co

La insistencia de algunas feministas en su solicitud, machacona solicitud, de despenalizar el aborto para alcanzar lo que ellas denominan igualdad de derechos con los varones, nos hace pensar que en el fondo, sin lugar a dudas, hay una falta de identidad con las condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológicas propias de su sexo (o de su género como, debido a una mala traducción del inglés, se dice hoy). La esencia de su machacona solicitud es el deseo de poder disfrutar de contactos genitales como los varones, sin estar expuestas a la responsabilidad que comporta la maternidad. Parece que para ellas la desigualdad consiste en que el varón puede disfrutar de esos contactos, de esos orgasmos, y nunca, que sepamos, ha concebido un nuevo ser, y en cambio ellas normalmente y a causa de su anatomía y su fisiología sí corren ese riego. En otras palabras, esos órganos propios de su anatomía y la normal fisiología de los mismos, crean una desigualdad que la legislación debe corregir permitiéndoles deshacerse de su hijo suprimiéndole la vida a la cual su conducta u otras circunstancias convocaron a la existencia.
Infortunadamente para ellas, ningún cuerpo legislativo, ninguna corte, ningún juez, tiene la potestad de determinar un cambio en la anatomía y en la fisiología propia de una especie y que dicho cambio suceda por promulgación de su mandato, a menos que éste ordene o autorice, lo que tampoco es ético, mutilaciones de cualquier índole, tales como castraciones, etc.
En esta situación parece que la solución más racional no es autorizar legalmente el homicidio de personas humanas -“Yo soy yo y mi circunstancia”- en condiciones de completa indefensión, sino el ordenar que se organicen abundantes consultorios de salud mental en los cuales se pueda ayudar a estas mujeres inconformes a identificarse adecuada y satisfactoriamente con los atributos propios de su sexo y a que hagan uso de ellos adecuada, racional e inteligentemente. Esto es menos costoso ética y económicamente para el país y, además, representa un ahorro invaluable en vidas humanas de los concebidos y aún no nacidos.
No faltará quienes proclamen a grandes voces que el punto determinante del problema es el derecho de la mujer a su cuerpo, a no albergar en su seno a un ser que llegó a la vida en momentos en los que no es deseado, en los que su presencia es inoportuna porque altera sus proyectos y, por lo tanto, ejerciendo su libertad y su derecho a decidir, ella puede suprimir la vida de ese su hijo. Proclamamos y defendemos el derecho de la mujer a su cuerpo, pero también el del hijo a su propio cuerpo como lo exige la madre para el suyo. Reconocemos y defendemos la autonomía de la mujer a decidir sobre su futuro, pero siempre y cuando no atente contra la libertad, la autonomía y el derecho a vivir de cualquiera otra persona, incluyendo al hijo que no es el agresor y que no puede ser condenado a muerte porque padezca alguna enfermedad. Su autonomía, su libertad y su derecho no pueden convertirla racionalmente en agresora de otro que como ser humano, como persona humana, reclama por el solo hecho de ser un ente vivo, respeto sumo a los mismos derechos de su madre y que, precisamente por desconocimiento de ellos, va a ser eliminado.
Si esta insistente solicitud es atendida por las cortes, por el Congreso, etc., cuya misión es cuidar y defender la vida humana en todos los estados de su desarrollo, crearán una flagrante desigualdad con los derechos de los varones que no estamos facultados legalmente para eliminar la vida de quien según nuestro criterio atropella nuestro propio proyecto de vida porque llegó inoportunamente a interferir lo que consideramos subjetivamente que era nuestro destino, impidió disfrutar de lo que habíamos decidido era nuestra propiedad o lastimó nuestro organismo, entorpeció el libre desarrollo de nuestra personalidad, etc. ¿También los varones llegaremos a tener la facultad exclusiva del sexo masculino de cometer homicidios sin que seamos penalizados como reclaman las feministas para su sexo?
Si para resolver nuestros conflictos y desajustes individuales -entre ellos la carencia de adecuada identidad sexual-, hacemos laxo el ordenamiento legal que orienta la convivencia social, llegaremos más temprano que tarde a permitir legalmente que se imponga la voluntad inhumana del más fuerte. Los datos estadísticos en los cuales pretenden fundamentarse estas determinaciones no son confiables y menos aún las cifras de “abortos clandestinos” que son siempre no comprobables y casi siempre amañadas para buscar una finalidad premeditada. El problema de salud pública no es el número de abortos clandestinos sino la falta de orientación en el uso, con sentido y responsabilidad humana, racional, del valor de la sexualidad y de la expresión de la genitalidad, orientación cuya obligación recae principalmente en la familia, pero también en el Estado como educador -no sólo ilustrador- de los ciudadanos. Desde el punto de vista antropológico, es mejor enseñar responsabilidad que simplemente repartir condones o autorizar la eliminación voluntaria de embriones y fetos humanos.

http://www.periodicoelpulso.com/html/nov05/opinion/opinion.htm

Nota

Este es un espacio para compartir información, la mayoria de los materiales no son de mi autoria, se sugiere por tanto citar la fuente original. Gracias

Perfil

Mi foto
Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

contador gratis