Situación actual de los valores éticos
P. Guillermo León Zuleta S.
No es necesario hacer un gran esfuerzo para darnos cuenta de que existe una crisis profunda en el terreno de la moral. Es un hecho que se nos impone con una descarnada evidencia. Esta crisis no significa el fin o la muerte de la moral, pero tampoco significa una variación sin importancia en el comportamiento moral de los hombres.
En la actualidad no faltan voces que, desde uno u otro ángulo de visión (religioso o civil, privado o público) y con unos u otros intereses, expresan valoraciones sobre la situación moral de la sociedad: hablan de un modo pomposo y grandilocuente del "nivel ético" de la humanidad, de la "salud moral" de la sociedad.
Los diagnósticos se mueven, de ordinario, dentro del genero de la "patética moral", y las medidas terapéuticas se limitan también, de ordinario, a exhortaciones generales y abstractas sin incidencia efectiva en la realidad del problema moral.
Salta a la vista la poca fiabilidad objetiva y la abundante sobrecarga "ideológica" de estas valoraciones morales sobre la sociedad en general. Quienes explican la situación moral actual con la hipótesis de "desmoralización", creen que nos encontramos en un momento de involución moral.
Interesa, sobre todo, realizar una descripción del fenómeno, principalmente partiendo de:
Quienes ven la desmoralización como un aumento cuantitativo del mal moral (Inmoralidad).
Quienes entienden la desmoralización a partir del carácter "permisivo" de nuestra sociedad (Permisividad).
Quienes valoran la desmoralización a partir del tipo de hombre que está creando la sociedad actual (Amoralidad).
A. Desmoralización: Inmoralidad
De entrada se afirma que es la manera más superficial de entender la moralidad. Esto porque es muy difícil, por no decir imposible, "medir" la salud moral concreta de un grupo humano.
Además es necesario admitir la fuerza operante de lo que se ha dado en llamar la conciencia purificadora o "catártica" de la misma sociedad.
En definitiva: la valoración del fenómeno de desmoralización como aumento cuantitativo de inmoralidad es un aspecto del problema y, ciertamente, no el más decisivo.
B. Desmoralización: Permisividad
En verdad nuestra sociedad es de signo "permisivo". La sociedad "paternalista" (cerrada, de control absoluto) ha dado paso a una sociedad "permisiva" (abierta, con poco o ningún control). La permisividad aparece en una sociedad pluralista y conlleva, como consecuencia, la "tolerancia".
Esos tres factores: Pluralismo + Permisividad + Tolerancia, repercuten hondamente en la manera de vivir y de formular la moral.
La permisividad, propia de nuestra sociedad pluralista, tiene dos manifestaciones fundamentales:
- Permisividad Social: Es notable el paso de la "clandestinidad" a la "publicidad". Muchos comportamientos éticamente reprobables permanecían antes en la esfera privada, mientras que ahora han pasado a la esfera de lo público. Es bueno insistir principalmente en dos aspectos negativos de esto:
a) La publicidad de las fallas morales va creando una situación de oscurecimiento de los valores éticos; va apareciendo una "connaturalidad", con relación al mal, que hace descender el nivel de reacción moral.
b) Los aspectos negativos repercuten de un modo especial en todas aquellas personas que podemos llamar "débiles": niños, personas en período de educación y formación, personas inmaduras, etc.
- La Tolerancia Jurídica: El pluralismo de nuestra sociedad lleva consigo la realidad de la tolerancia.
a) Por una parte denota un descenso real de los valores morales. Un ordenamiento jurídico de tolerancia supone una realidad social que configura su vida con esa valoración tolerante.
b) Al mismo tiempo, el ordenamiento jurídico de tolerancia supone un progreso en la aceptación real de la libertad de conciencia de las personas.
En todo caso, hay que distinguir claramente entre lo "lícito moral -lo "ético"- y lo "lícito jurídico" -lo "lícito"-.
C. Desmoralización: Amoralidad
La amoralidad supone una mayor desmoralización que la inmoralidad y la permisividad.
No cabe duda de que nuestra sociedad está proyectada y se expande dentro de una civilización dominada por la ley del "consumo". La industrialización de anteayer, el urbanismo y la masificación de ayer y el tecnicismo (post-industrialidad, postmodernidad) de hoy, abocan necesariamente a una nueva forma de civilización. Nace así la "sociedad del consumo".
En la sociedad consumista actual existen factores estructurales que la hacen refractaria al cuestionamiento ético. Se puede decir que la sociedad de consumo provoca cierto grado de "amoralidad".
Se pueden destacar los siguientes factores que la caracterizan:
La creación de un nuevo tipo de hombre: El hombre - masa.
La desintegración de las relaciones humanas.
La función manipuladora de la palabra.
La degradación del amor y de la sexualidad.
La violencia como forma de relación interhumana.
El empobrecimiento del espíritu humano.
También es cierto que nuestra época es favorable a la aparición de una nueva estimativa moral. Los siguientes son los factores socioculturales que propician la pregunta moral:
La búsqueda de "fines" y de "significados", ante el agotamiento de la preponderancia de la "razón instrumental".
La necesidad de utopías globales, ante la ambigüedad de las estrategias y ante la multiplicidad de alternativas sociales.
El valor inalienable del hombre, de todo hombre y de todo grupo humano.
Nota: Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética --Cecolbe-
http://www.periodicoelpulso.com/html/feb03/opinion/opinion.htm