Ignorancia crasa o fanatismo impertinente
Ramón Córdoba Palacio, MD - elpulso@elhospital.org.co
Hay temas o hechos que sin duda porque hacen relación a situaciones vitales importantes para todo ser humano -cualquiera sea su grado de preparación académica-, agitan profundamente nuestro interés participante. Temas o hechos que nos deben hacer reflexionar y ante los cuales asumimos con más frecuencia de lo conveniente actitudes que demuestran ignorancia crasa y, unida a ésta, un fanatismo que como todo fanatismo es impertinente y revela, además, una elemental carencia de buenos modales.
Ejemplos de estos temas o hechos pueden ser el aborto, la eutanasia, el suicidio asistido, etc.
Veamos: en los últimos meses se presentaron en el debate público manifestaciones en pro y en contra de la llamada Clínica de la Mujer, en la cual según criterio de autoridades municipales convencidas de la “ideología de género” se debe hacer la interrupción voluntaria del embarazo y reconocer en toda su extensión los llamados “derechos sexuales y reproductivos” de la mujer.
Surgen entonces como por arte de magia adalides vacuos, seres iluminados, que carentes de argumentos para oponer a una u otra opinión -ignorancia crasa- no encuentran otra forma de hacerse presentes más que por medio de la ofensa rabiosa -fanatismo impertinente-. Bien sabido es que frecuentemente a falta de argumentos se echa mano del insulto como estandarte de vencedor, dando a conocer no sólo carencia de conocimientos sobre la materia sino también carencia de buena crianza.
Los interrogantes que plantean el aborto, la eutanasia, el suicidio asistido y otros temas propios de esta área, son antropológicos antes que legales y religiosos. En relación con el aborto los interrogantes son: ¿Qué es, ontológicamente, lo que se elimina o suprime? ¿Cuál es el estatuto del embrión humano? ¿Es realmente sólo un cúmulo de células y órganos o posee estructuralmente la condición de ser humano, de persona humana? ¿Cuándo adquiere y por qué razón la calidad de persona humana?
No es el momento de hacer un amplio análisis de cada uno de los temas mencionados. Bástenos expresar que la biología y la antropología filosófica permiten afirmar que el zigoto (o cigoto), resultado de la unión de un óvulo y un espermatozoide humanos, es una realidad humana, una persona humana en acto, que evidencia su existencia en cada momento según su circunstancia.
Ya a finales del siglo V antes de Cristo, es decir antes de que existieran Iglesia Católica, sacerdotes y monjas cristianos, el Juramento (Hórkos) llamado hipocrático exigía a los médicos -insisto, bajo juramento-, no practicar ni el aborto ni la eutanasia: «No daré a nadie, aunque me lo pida, ningún fármaco letal, ni haré semejante sugerencia. Igualmente tampoco proporcionaré a mujer alguna un pesario abortivo. En pureza y santidad mantendré mi vida y mi arte» -IV voto-.
Los interrogantes que plantean el aborto, la eutanasia, el suicidio asistido y temas afines, son antropológicos antes que religiosos o legales, y en este contexto deben ser discutidos.
NOTA: Esta sección es un aporte del Centro Colombiano de Bioética -Cecolbe-.
http://www.periodicoelpulso.com/html/1001ene/opinion/opinion.htm