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Crece el turismo de la fertilidad

lunes, 13 de julio de 2009

Crece el turismo de la fertilidad

Cada vez más mujeres de Estados Unidos, la mayoría latinas, van a México en busca de ayuda médica para embarazarse

Claudia Núñez
claudia.nunez@laopinion.com
05 de junio de 2007

Madre de tres hijos varones y con más de 35 años de edad, el sueño de Claudia Alférez era dar a luz a una niña. Una ilusión que pudo realizar con ayuda médica del otro lado de la frontera.
Por su edad y el deseo específicamente de un bebé del sexo femenino, la mejor opción para esta residente de Ontario estaba en la fecundación asistida, un tratamiento médico cuyo costo en California sobrepasa los 15 mil dólares, mientras que en Tijuana, a poco más de dos horas de su casa, se cotiza en cinco mil dólares.
Con un ingreso familiar anual de 45 mil dólares, Claudia y su esposo Enrique emprendieron el viaje a Tijuana en busca de su sueño y se sumaron al creciente número de personas que los médicos han catalogado como 'turistas de la fertilidad'.
"Investigamos con familiares y amigos sobre los costos, las opciones, las clínicas y vimos que la solución estaba en Tijuana. El último embarazo de mi esposa había sido hace 11 años y lograr otro embarazo y que la bebé fuera una niña como queríamos, sólo era posible con ayuda médica", narró Enrique.
Estas parejas no cruzan la frontera en busca de descanso o diversión, sino para mejorar sus posibilidades de tener un hijo.
"La mayoría de nuestras pacientes son mujeres hispanas que llegan desde Alabama, Nevada y, por supuesto, California. Vienen a nosotros huyendo de los altos precios que conlleva la reproducción asistida en Estados Unidos y también en busca de un ambiente donde se les trate con humanidad", comentó el doctor Fabián Walter Arballo, director de la clínica de Fertilidad y Reproducción Asistida del Hospital Ángeles, de Tijuana.
De acuerdo con el especialista, el 70% de las pacientes que se atienden en esa clínica, la más grande de Tijuana, proviene de EU y sólo un 30% son mujeres de territorio mexicano.
El turismo reproductivo es una tendencia cada vez más extendida en aquellos países donde el acceso a servicios médicos es difícil o muy costoso, tal es el caso de Estados Unidos, donde sólo 14 compañías de seguros médicos privados proveen una cobertura básica para tratamientos de fertilidad, mientras que los planes gubernamentales descartan la asistencia.
En su defecto, ciudades mexicanas como Tijuana, Guadalajara, el Distrito Federal y Monterrey se han convertido en mecas de la fertilidad en donde abundan las clínicas bien equipadas y en las cuales, las parejas estadounidenses consiguen lo que en su país les está negado.
"Los seguros médicos de EU y la sociedad en general han catalogado a la infertilidad como si se tratara de una enfermedad o de un procedimiento estético, sin darle la relevancia real. Se trata de un problema de salud que va en aumento y merece atención", explicó a La Opinión el especialista Robert Paulson, del programa de esterilidad de la Universidad del Sur de California (USC).
En California, según datos recabados por La Opinión, un procedimiento de inseminación artificial tiene un costo promedio superior a los 1,000 dólares.
Respecto al procedimientos denominado fertilización in vitro, en el que varios óvulos son extraídos de la mujer, fecundados con el esperma masculino en un laboratorio y posteriormente reimplantados dentro del útero de la mujer, este tratamiento se cotiza en las clínicas del sur de California entre 12 mil y 15 mil dólares.
La selección de un sexo de preferencia o de ciertas características físicas y genéticas, también llamado "diagnóstico preimplantorio", incrementa el costo un promedio de 3,700 dólares.
Sin embargo, las parejas sufren un descalabro económico mayor si se ven en la necesidad de recurrir a una donante de óvulos, pues en estos casos la fertilización in vitro aumenta a casi 20 mil dólares por tratamiento.
Para lograr un embarazo, muchas mujeres deben someterse a más de un tratamiento por año, lo que se traduce en el desembolso de pequeñas fortunas.
Por su parte, las clínicas mexicanas ofrecen los mismos tratamientos con un ahorro de hasta casi un 50%.
En el caso de la inseminación artificial, este sistema tiene un costo promedio de 600 dólares. El procedimiento in vitro se cotiza en alrededor de cinco mil dólares, (casi 10 mil menos que en EU) y la selección de sexo y características físicas se realiza con un costo extra de 500 dólares.
Cabe destacar que las leyes mexicanas no permiten los bancos de óvulos, únicamente los de esperma, sin embargo, las clínicas cuentan con un grupo de "donantes altruistas" quienes a cambio de una retribución económica, generalmente de 800 a mil dólares, regalan sus ovarios a otras mujeres.
"Nosotros regulamos el estado de salud y la calidad de vida de las donantes, pero no manejamos una tarifa de costos porque este servicio se maneja como donaciones voluntarias", destacó Walter Arballo, quien también es secretario de la Asociación de Ginecólogos y Obstetricias de Tijuana.
Del total de los pacientes que buscan ayuda en clínicas mexicanas, un promedio de 10 de cada 100 mujeres requieren la ayuda de una donante exterior.
Además de los bancos de óvulos, en México están prohibidas la fertilización de parejas que sean del mismo sexo, la congelación de óvulos de donantes para fines comerciales y la investigación con células madre.
La primer clínica de reproducción asistida abrió sus puertas en Tijuana en 1999. Esta rama de la medicina alcanzó su auge en 2003. Actualmente operan cuatro hospitales certificados que cuentan con tecnología avanzada para tratar la infertilidad.
"Tecnológicamente estamos a un nivel comparativo con EU, pero las diferencias de costos son descomunales a uno y otro lado de la frontera", detalló el experto.
Sin embargo, María Ruiz, coordinadora de pacientes del Centro Latinoamericano de Fertilidad, con sede en el condado de Orange, dice que el escenario de la reproducción en México no es tan benéfico como se ve.
En sus años de experiencia, Ruiz afirma que conoce de casos de parejas que después de haber sido atendidas en clínicas mexicanas han tenido que recurrir a sus hospitales locales.
"Esas clínicas no cuentan con los avances que nosotros tenemos y la muestra es que con regularidad nuestros especialistas tienen que ir a ofrecerles seminarios de reproducción" explicó.
Otros riesgos relacionados con las parejas que buscan un embarazo en el extranjero son la extracción no autorizada de óvulos, la implantación de embriones equivocados y la deficiencia en las pruebas para la detección de virus.
"Estos riesgos son los mismos en México, en EU o en Francia, se tratan a errores humanos que no obedecen a un país en específico y se han dado en todo el mundo", aclaró Horacio Ortega Clavero, de la Clínica de Reproducción del Hospital del Prado.
Para pacientes como Carolina Castañeda, de Pomona, cuyo seguro médico no cubre tratamientos de fertilidad, su natal México se ha convertido en una esperanza para sus deseos de vivir nuevamente la maternidad.
Madre de una adolescente y casada recientemente en segundas nupcias, Carolina dijo que, por el precio de un solo tratamiento de fertilidad en California, pudo pagar la trasportación y el proceso de fertilidad in vitro en un hospital de Guadalajara.
En este primer intento no logró quedar embarazada. Sin embargo, no descarta volver a intentarlo.
"En total gasté menos de cuatro mil dólares en mi tratamiento, por algo que aquí me cobraban nueve mil. Si pongo en mi mente los nueve mil dólares que hubiera gastado, todavía puedo intentarlo una vez más. Para mí es muy importante darle hijos a mi marido y formar una familia con él", dijo.
Según el ginecólogo Walter Arballo, la infertilidad en la mujer puede causar severos traumas emocionales.
"Hay estudios que indican que el dolor es comparable al duelo de alguien que pierde a un hijo. Estas mujeres y hombres se sienten minusválidos y llegan a nosotros en estados emocionales realmente lamentables", opinó.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la infertilidad o la incapacidad para concebir después de un año de relaciones sexuales sin utilizar ningún método de planificación familiar ha aumentado entre hombres y mujeres de todo el mundo.
Las cifras más recientes del Centro Nacional de Estadísticas Para la Salud (NCHS) indican que en EU, más de nueve millones de mujeres están utilizando algún tratamiento de fertilidad y 2.1 millones de matrimonios (7% de ellos latinos) son en la actualidad estériles.
Las mujeres latinas, aunque son catalogadas como el sector más fecundo de la población femenina de este país, con un promedio de tres hijos por mujer, también han comenzado a mostrar una tendencia mayor al uso de la reproducción artificial.
"Hace 10 años el número de hispanas que atendíamos era apenas del 5%, ahora son más del 40 % del total de nuestras pacientes y los números se han disparado más de cuatro años atrás", explico María Ruiz.
Las causas de estos incrementos, concuerdan los expertos son que más mujeres están postergando la maternidad a edad mayor, lo que afecta a los ovarios y su disposición para ser fecundados.
Asimismo, el estrés, la obesidad y los trastornos de ovulación relacionados con el medio ambiente también están afectando seriamente la fertilidad de hombres y mujeres.
"La infertilidad está afectando a hombres y mujeres por igual. El 35% de los problemas tienen origen en el hombre y el 40% en las mujeres", explicó el doctor Walter Aballo.
Ante estos índices, es una realidad que las parejas no se detendrán por cuestiones económicas o de salud para alcanzar el anhelo de formar una familia.
Esta fuerza superior fue lo que llevó a los Alférez a su travesía por Tijuana en busca de su niña, un esfuerzo que tuvo resultados a principios de 2006, cuando con 36 años cumplidos y después de someterse a tres tratamientos de inseminación artificial, Claudia pudo tener en sus brazos a su bebé
"Hay ocasiones en que todavía no puedo creerlo", platica Claudia mientras su pequeña de 1 año corretea por la sala de su hogar.

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Nota

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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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