Buscar

Adolescentes embarazadas

jueves, 30 de julio de 2009

Adolescentes embarazadas
Autor: Carlos Alberto Gomez Fajardo

Con insistencia las campañas pro-pagandísticas ordenadas por funcionarios de turno se refieren al tema del embarazo en las adolescentes. Puede creerse que se trata de decisiones de intención educativa y de sensibilizar a la gente sobre temas delicados; en realidad se trata de expresiones sintomáticas del manejo de un hecho sociológico cuyo alcance no se limitan al ámbito local ni a lo que a ellos mismos les parece un “problema de salud pública”.
A fin de cuentas aquel rótulo, “problema de salud pública”, no es difícil de atribuir oportunamente a casi a cualquier situación que surja como prioridad para algunos políticos: cáncer, desnutrición infantil, fármaco-dependencia, accidentes de tránsito, maltrato familiar, ancianos y enfermos desprotegidos por el sistema de seguridad social… la lista se extiende. Todos ellos son también “problemas de salud pública”: dependiendo de los vaivenes de las entidades se consideran idóneas para opinar sobre ellos, y como no, también para contratar publicistas que “eduquen” según definidos intereses y premisas. En el fondo de esto están los activismos ideológicos. Desde en una base antropológica racional puede afirmarse que la realidad del embarazo en adolescentes habla de un quiebre en el sentido de las acciones y comportamientos existenciales contemporáneos; aquellos son una obvia consecuencia de un modo particular de comportamiento impuesto sociológicamente por los medios masivos de comunicación en una atmósfera de “hipererotización” y de “hipertrofia de derechos” en la cual el tema de la familia, de los deberes y de las responsabilidades, quiere ser aniquilado de la base educativa de la persona. El “sexo libre”, presentado como opción ante los adolescentes no hace sino difundir el verdadero factor determinante de sus consecuencias negativas: la conducta sexual irresponsable y desligada de su contexto humano. No es sorprendente que la resultante de aquel vector elástico y permisivo sea lo que pretende evitar: embarazos “no deseados”, enfermedades de transmisión sexual, deterioro de la familia como entidad unificadora y promotora de la realización personal. Fidelidad, continencia, educación para la vida, formación de la inteligencia y de la voluntad, no hacen parte de lo que promueven aquellas campañas. Por el contrario, la propaganda oficial induce y estimula al factor real de riesgo en los adolescentes: la promiscuidad, la precocidad en las relaciones sexuales fuera de un contexto humano digno, el desligamiento de la sexualidad y la genitalidad. Este campo de fatales paradojas se aclara cuando bajo el “slogan” de los “derechos sexuales y reproductivos” se deja ver el poderoso elemento ideológico-político que lo sustenta. Esa terminología hace parte de corrientes muy fuertes de manipulación de la opinión pública; se corresponde con el manipulado concepto del “libre desarrollo de la personalidad” entendido como el despeñadero del egoísmo subjetivista que todo lo justifica, incluyendo el suicidio, la eutanasia y la “dosis personal”. Todas ellas son visiones “pro-choice”. La comunidad podría dirigir un escrutinio a la sumisión de los funcionarios encargados del manejo y orientación de las políticas sanitarias ante los intereses y el cabildeo político de la ideología de género que pretende deshumanizar la sexualidad; los ideales que las autoridades ahora presentan como suyos y como originales: “embarazo no deseado”, “el condón lo cargo yo”, “sexo seguro”, “por una vida sexual plena”, son apenas repeticiones propagandísticas que pretenden educar desde aquella perspectiva. Existen motores poderosísimos de intereses políticos y financieros en el escenario: la multimillonaria industria de la anticoncepción y el aborto, el feminismo de género convertido en agresivo activismo político, la relativización impuesta por la “ética de mínimos” que aspira llegar a alcances universales. A lo largo de toda la historia la sexualidad humana siempre ha sido un tema serio, algo que no se puede separar de la mayor trascendencia existencial, individual y colectivamente. La banalización de la sexualidad es una constante en las sutiles y sugestivas expresiones de un pensamiento único que coincide con los intentos de imposición de éticas minimalistas y universales según delineamientos del club de Roma. No es excusable que los funcionarios que toman aquellas determinaciones ignoren que obedecen a ideas externas; deben recordar que lo están haciendo con los dineros del público elector, que son dineros oficiales. Y no todo el electorado permanece como un dócil, ingenuo e inactivo lector de vallas supuestamente educativas.

http://www.elmundo.com/sitio/noticia_detalle.php?idcuerpo=1&dscuerpo=Sección%20A&idseccion=3&dsseccion=Opinión&idnoticia=63834&imagen=&vl=1&r=buscador.php&idedicion=741

Nota

Este es un espacio para compartir información, la mayoria de los materiales no son de mi autoria, se sugiere por tanto citar la fuente original. Gracias

Perfil

Mi foto
Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

contador gratis