Grzebski entró en un coma profundo en 1988, unas semanas después de darse un fuerte golpe en la cabeza mientras hacía su trabajo, en las vías de tren.
En ese estado de inconciencia, los médicos le dieron dos o tres años de vida.
Más tarde le encontraron cáncer en el cerebro, sentenciaron que no viviría, y su esposa resolvió llevárselo a casa.
Este fin de semana, un Grzebski convaleciente declaró a los medios desde su silla de ruedas que se lo debe todo a ella, Gertruda.
Polonia es hoy una economía de mercado y forma parte de la Unión Europea. Y él mueve los dedos de los pies y puede sostener objetos livianos.
Como muerto
"Durante 19 años no se movió, ni dijo nada", explicó Gertruda Grzebska a la agencia de noticias AP. "Intentaba decir cosas, pero no se le entendía. A veces, nosotros pretendíamos entenderle", agregó.
"Era un cadáver viviente", dijo Gertruda, quien se ocupó todo este tiempo de alimentar cuidadosamente con una cuchara a su esposo.
Además, lo movía a cada hora suavemente, para prevenirle escaras.
Gertruda confesó que muchas noches lloraba mordiendo la almohada, para que no la escucharan.
Es que los conocidos a veces le preguntaban: "¿Cuándo se va a morir?".
"Yo estaba convencida de que Janek se iba a recuperar", dijo utilizando el apelativo familiar de su esposo.
"Montaba en cólera cada vez que alguien decía que la gente como él debe ser 'eutanasiada' para que no sufra", relata.
Afirmó que su marido encuentra el mundo "más bello ahora".
La vida en colores
"No podía hablar ni hacer nada. Ahora es mucho mejor", dijo por su parte Grzebski. "Me levanto a las 7 de la mañana y miro televisión", afirmó sonriendo.
Está muy interesado en la política actual de su país.
"Tomamos el desayuno y el café juntos", acotó su esposa, quien sostiene que durante los paseos en silla de ruedas Grzebski queda "fascinado con las calles coloridas, los productos que hay a la venta".
Wojciech Pstragowski
Probablemente una de las mejores sorpresas de la "vida en el futuro" sea el haber conocido a sus 11 nietos.
Grzebski dejó este mundo con cuatro hijos, pero no sabía que era abuelo.
En su estado de coma, sin embargo, percibió algunos acontecimientos familiares, y los médicos registraron manifestaciones somáticas de que "se enteraba".
"Recuerda la boda de nuestros hijos", dijo su esposa. "Tuvo fiebre en esos días, porque sabía que algo grande sucedía", agregó.
Hora de despertar
El pasado octubre Grzebski enfermó de neumonía y regresó al hospital. Allí, los esfuerzos de los médicos se vieron recompensados con los primeros síntomas de una mejoría.
"Empezó a moverse y su habla se hizo más clara, aunque sólo yo podía entenderlo", dijo su esposa.
Una rehabilitación intensiva trajo más mejorías.
Wojciech Pstragowski, especialista en rehabilitación, dijo: "Estoy seguro que sin la dedicación de su esposa, el paciente no estaría hoy con nosotros en la buena forma en que se encuentra".
Gertruda dijo con lágrimas en los ojos a los medios locales que lo cree todo una gran recompensa por sus "cuidados, fe y amor".
Grzebski, en tanto, sigue asombrado de ver a la gente hablando por teléfono celular en la calle.