Un caso de decoro
Autor: Carlos Alberto Gomez Fajardo
Varias ideas vienen a la mente con motivo de la reciente renuncia de la distinguida académica y jurista doctora Ilva Myriam Hoyos a la postulación de su nombre en terna para la Corte Constitucional de Colombia. Quizás tres de ellas en relación al caso sean: 1. la idea del decoro; 2. el realismo jurídico como meta y 3. el tema de la separación de los poderes en el sistema democrático.
1. Decoro (honor, respeto, estimación): como lo explicó la doctora Hoyos, era necesario en conciencia renunciar ante el presidente. No existían condiciones de equilibrio e igualdad ante la presentación de otro de los postulados, afecto al presidente y a las fuerzas políticas del parlamento actual, funcionario del actual gobierno, de modo evidente ubicado en situación de preferencia respecto a las otras integrantes de la terna. 2. Realismo jurídico como meta: es reconocido el hecho de la distinción de la doctora Ilva Myriam como luchadora incansable y comprometida con el realismo jurídico. Una visión auténticamente democrática que entiende el derecho como instrumento al servicio de los hombres y de la paz, la convivencia y el respeto mutuo. Por tal razón ha sido crítica contundente de la equívoca determinación de la Corte Constitucional ante el tema del aborto. Con aquel fallo quedó en evidencia la subyugación de la independencia intelectual de aquel órgano de máximo jerarquía ante los designios ideológicos abortistas que en su momento (y ahora) han sido encabezados por poderosa y eficaz campaña mediática y política que pretendió hacer creer a la gente que el aborto es un “derecho”. Tan inicuo error racional es la negación del derecho, la negación arbitraria de la igualdad jurídica intrínseca, existente por naturaleza para todos los seres humanos. Desde su clara orilla intelectual de jurista la doctora Hoyos ha dado una batalla noble, valiente y equipada con todo el poderío intelectual y filosófico. Sea esta una invitación al estudio de sus extensas obras. 3. La separación de los poderes: ¿cuál es el punto de equilibrio que permita la independencia sana entre legislativo, ejecutivo y judicial? ¿Cuál el espacio de diálogo y de operatividad en que se de el contraste vigoroso que necesitan las fuerzas de opinión en la democracia? Se viven tiempos de uniformidades de criterios que suenan sospechosas; se viven los rápidos éxitos de políticos cuyos “principios” son intercambiables y dependen de los vientos que indiquen las encuestas o las voluntades de sus superiores. El relativismo ético imperante es fermento de carreras fulgurantes y frágiles que cuántas veces no han representado sino frustración y desencanto para el país. Quienes tenemos el privilegio de conocer la hondura intelectual y moral de la doctora Ilva Myriam Hoyos podemos percibir con claridad su mensaje: la independencia intelectual, la voluntad y la templanza son necesarios para atravesar los momentos de soledad e incomprensión. En esos laboratorios de reciedumbre se forja la capacidad de sacrificio y compromiso con la patria que deben inspirar al servidor público. El caso de su renuncia es un decoroso ejemplo que debe poner a recapacitar sobre la realidad contemporánea colombiana a quien quiera hacerlo.
http://www.elmundo.com/sitio/noticia_detalle.php?idcuerpo=1&dscuerpo=Sección%20A&idseccion=3&dsseccion=Opinión&idnoticia=62599&imagen=&vl=1&r=buscador.php&idedicion=726