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Marías, la vida como proyecto

sábado, 1 de agosto de 2009

Marías, la vida como proyecto
Autor: Carlos Alberto Gomez Fajardo

“La vida me es dada, pero no me es dada hecha –una antigua y decisiva tesis de Ortega-; yo me encuentro con las cosas, en una circunstancia, y tengo que hacer algo para vivir; tengo, pues, que proyectar sobre las facilidades y dificultades con que me encuentro un cierto proyecto o pretensión que imagino, y que a su vez sólo es posible en función del programa total, pretensión o vocación que me constituye. Al proyectar dicho proyecto, las circunstancias me aparecen como posibilidades –o imposibilidades-, entre cuyo repertorio tengo que elegir...”
Esto escribía en “Idea de la Metafísica”, un didáctico y claro ensayo sobre algo aparentemente difícil, hace más de cincuenta años, Julián Marías. Ahora, en diciembre de 2005, ha completado su parábola existencial, larga y fecunda. Este gran pensador y escritor, cristiano y caballero español, vivió entre los años 1914 y 2005; presenció con lucidez los dramáticos acontecimientos del siglo XX, sucesos que en la España invertebrada tuvieron todos los matices de contradicción, sufrimiento, incomprensión, sacrificio y dramatismo. Aquellos matices se extenderían al mundo poco después, en la catástrofe de la segunda guerra mundial: en cierto modo, la trágica y heroica historia de España de los treinta precede a lo que serán las expresiones de las grandes tensiones del siglo en todo el mundo. Y Marías, como protagonista importantísimo del pensamiento español contemporáneo, es figura descollante. Toma partido por la afirmación, optimista, serena y rigurosamente pensada, de que el hombre, ser que es capaz de preguntarse por sí mismo, es a la vez ser libre, responsable, protagonista y arquitecto de su trayectoria existencial. La opción de Marías es la del humanista cristiano, defensor de la verdad trascendente del hombre y riguroso crítico de los totalitarismos materialistas que aniquilan a la persona. Entiende, como posibilidades perfectamente logrables y auténticas, el amor y la felicidad; el hombre es un viajero cuya existencia está orientada hacia un fin lógico e indudable. Hace parte de la “escuela de Madrid”, es discípulo de Ortega y Gasset, de García Morente, de Xavier Zubiri. Es decir, está en el centro de la más sólida y auténtica tradición del pensamiento español del siglo XX. El humanismo español –vale destacarlo- es esencial motor para la antropología filosófica contemporánea que afronta el problema del hombre desde el conócete a ti mismo del oráculo délfico. Por fortuna, existe extensa difusión editorial de la obra de Marías. Algunas de sus obras: “Antropología Metafísica”, “Biografía de la Filosofía”, “Historia de la Filosofía” (múltiples ediciones sucesivas), “Ortega, circunstancia y vocación”, “El oficio del pensamiento”, “El tema del hombre”. Varias de sus conferencias se hallan en www.hottopos.com Son clásicas sus magníficas notas de prensa en “ABC” de Madrid y en muchos otros periódicos españoles. Allí hay ejemplos de casticismo, de expresión inteligente, respetuosa y documentada de ideas sobre los más diversos temas, incluidas sus afectuosas y profundas observaciones sobre los países ibero-americanos. Para el lector curioso que quiera introducirse en el pensamiento de este gigante -por fortuna bien conocido en algunos centros académicos colombianos- merece la pena la lectura del ensayo “El pensamiento antropológico de Julián Marías”, de Ana María Araújo de Vanegas. (1992, Programa Editorial Universidad de la Sabana). Esta autora y estudiosa anota bellamente sus tres impresiones sobre la personalidad de Julián Marías: eficacia, orden y gentileza. Marías ya ha hallado la certeza o realidad radical, que no se limita a lo corpóreo-material. Para expresarlo en sus palabras: “ ... Mi vida, pues, no es el hombre, ni es el yo, ni es el modo de ser de un ente privilegiado que somos nosotros. La vida no se agota en el yo –este es sólo un ingrediente o momento abstracto suyo-, ni es cosa alguna, porque toda cosa se encuentra en alguna parte, y la vida es, por el contrario, el “dónde” en que las cosas aparecen. Es el área en que se constituyen las realidades como tales, en que acontece mi encuentro con ellas, mi tener que habérmelas con ellas.”

http://www.elmundo.com/sitio/noticia_detalle.php?idcuerpo=1&dscuerpo=Sección%20A&idseccion=3&dsseccion=Opinión&idnoticia=6067&imagen=&vl=1&r=buscador.php&idedicion=103

Nota

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Perfil

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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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