Últimas voluntades ‘a la carta’
En la actualidad, en Galicia no existe un sólo modelo de testamento vital. Por un lado está el que ofrece la Consellería de Sanidade, por otro el de la Asociación Dereito a Morrer Dignamente Galicia, y finalmente, el de la Conferencia Episcopal.
Aunque existen varios modelos diferentes de la instrucción de voluntades anticipadas o testamento vital, todos tienen un denominador común: respetar el Código Penal, es decir, estas instrucciones previas se ajustan exactamente a la ley vigente, por lo que nada tienen que ver con la eutanasia, práctica ilegal.
La Conferencia Episcopal Española ofrece desde hace varios años su propio modelo de testamento vital, en el que se solicita que ‘si por mi enfermedad llegara a estar en situación crítica e irrecuperable, no se me mantenga en vida por medio de tratamientos desproporcionados o extraordinarios; que no se me aplique la eutanasia activa, ni que se me prolongue abusiva e irracionalmente mi proceso de muerte; que se me administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos’. Es el único modelo que hace alusión explícita a la eutanasia.
El modelo de la Asociación Derecho a Morir Dignamente enumera varios estados clínicos, pudiendo elegir cada persona los que desee siempre que ‘dous médicos independentes coincidan en que meu estado é irreversible’.
La solicitud de inscrición en el registro de la Xunta es la única que contempla, además, un apartado para el destino del cuerpo y de los órganos una vez que la persona ha fallecido.
El primer año de vigencia del Registro autonómico sumó 79 inscripciones
Sólo 79 gallegos se han inscrito en el registro oficial de instrucciones previas, más conocido como testamento vital, desde su puesta en marcha hace un año. Sin embargo, en el caso de Extremadura, con un registro que comenzó a funcionar en 2007, sólo 14 extremeños han decidido rubricar este documento, y en Castilla-León, entre los meses de enero y mayo, se contabilizaron hasta siete inscritos.
En la otra cara de la moneda se sitúa Asturias, que antes de iniciar su andadura el 19 de junio, el registro ya había recibido 75 documentaciones y 65 asturianos estaban pendientes de una cita. Esta ha sido la última comunidad autónoma que aprobó la entrada en vigor de este registro.
En Murcia, en el periodo del 2005 al 2008, se contabilizaron 200 registrados; en la Rioja 365; en Navarra, desde el año 2003, fueron 570.
En la comunidad andaluza, desde su inicio en el año 2004, se registraron un total de 13.345 inscritos, de los que el 60 por ciento fueron mujeres y el tramo de edad más numeroso se encontraba entre los 40 y los 49 años.
En Galicia, según fuentes ofi ciales, no se puede determinar aún un perfil específico. En lo que sí coinciden las diferentes comunidades autónomas es en que son muy pocas las personas jóvenes que se han inscrito. ¿La razón? La idea de la muerte o de la enfermedad aún la sienten como algo muy lejano.
Estas cifras sólo aluden a las personas que han utilizado los registros oficial. La Asociación Derecho a Morir Dignamente, que lleva más años funcionando, registra unas cifras más elevadas, ya que hasta hace poco era el único camino para hacer valer estas últimas voluntades de las personas.
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