Cordial Saludo
Además de su mala formula a la vicepresidencia (Fajardo); y del Parkinson que Mockus ha reconocido tener, hay otras razones por las cuáles no votaría por él, y son justo las que expone el Dr. Carlos Gómez Fajardo, en este excelente artículo que les anexo (abajo).
Por cierto, quiero llamar la atención sobre el Parkinson, siguiendo los comentarios del ex ministro Fernando Londoño, porque si bien es cierto que es inicial, debería preguntársele a los neurólogos, si el mejor tratamiento para un paciente con esta enfermedad, es someterlo a grandes presiones emocionales, intelectuales y físicas, como las tiene un presidente. Desde mi ignorancia, creo que no, especialmente por personas que han dado testimonio público, donde el medicamento actúa bien solo por un tiempo y se recomienda la mayor tranquilidad.
Tenemos que ser conscientes que la Presidencia de Colombia es una de las más difíciles del mundo, por sus problemáticas, así que el desgaste es muy grande. Por tanto, no podemos pensar en un diagnostico de ahora, cuando se tiene una relativa calma… la pregunta es, de aquí a unos seis meses como estará? Y en caso de que su salud se deteriore ¿quienes serán su grupo de apoyo para gobernar?...mmm, será que Sergio Fajardo no sabia con anterioridad de este Parkinson?
Ojalá que los colombianos seamos menos pasionales y hagamos una buena elección, hay que participar y acudir a varios criterios (temas de Seguridad, Economía, Relaciones Internacionales, y Salud, parecen ser los más urgentes), sobre todo cuando éticamente, ninguno de los candidatos es confiable.
Saludos,
Beatriz Campillo
Politóloga
Los políticos convencionales
Carlos Alberto Gomez Fajardo
Como un lugar común, el político suele promocionar su imagen de "muy interesante" mediante el expediente de apelar a los sentimientos y no a la razón. Así obtiene con facilidad los votos de la muchedumbre. Las incoherencias colosales en que incurre deben ser miradas a la luz de un discernimiento racional; puede así demostrarse la triste superficialidad y veleidad de las masas que los eligen.
Mockus es un político rigurosamente convencional en este sentido. Es otro demagogo. Ha pretendido, mediante acciones que en su momento fueron repetidas centenares de veces por los medios masivos de comunicación y con simples -y a la vez elaborados- procesos propagandísticos, obtener un puesto en el sentimiento de sus electores; ha pretendido la novedad, pero en realidad, ha repetido consignas de larga costumbre. Es difícil, en el panorama de los políticos, encontrar alguno que no piense y predique de sí mismo que es "transparente" y que su nombre no signifique algo diferente a "renovación", "pulcritud" y "honestidad". También, como máquinas, se repiten los argumentos de la eficiencia, la citada y abstracta "transparencia", el respeto, la convivencia ciudadana, la "construcción de país", y tantas otras… Pocas ideas más convencionales y vacías pueden observarse a lo largo del tiempo, especialmente en meses de mayor puja electoral. Ahora a ellas acuden los poco originales "verdes" en este caleidoscopio de colores sin sentido.