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Religión, laicismo y cambio demográfico 2

sábado, 15 de agosto de 2009

Religión, laicismo y cambio demográfico
Luis Fernández Cuervo*
Domingo, 23 de Marzo de 2008




(Segunda parte)
El avance de la medicina fue el gran factor de crecimiento de la población mundial en la segunda mitad del Siglo XX. Los antibióticos hicieron que la mortalidad, tanto en los niños como en la tercera edad, disminuyera espectacularmente. Enseguida vino el miedo de los poderosos, en EE.UU. y en Europa. Allí, la natalidad disminuía por factores egoístas. Menos hijos, menos sacrificios, más lujos, más bienestar. Pero el Tercer Mundo seguía teniendo una alta natalidad y ahora con menor mortalidad infantil. Cada vez ellos serían más. Era un peligro.
Pronto un informe (1969) de Frederick S. Jaffe, agente de la Federación Internacional de Paternidad Planificada (I.P.P.F.), daba ideas para la política de Estados Unidos con el Tercer Mundo donde, entre otras recomendaciones, proponía incitar a los adolescentes a la homosexualidad, y alentar el aborto y pagar por la esterilización. Después vendría un documento del Departamento de Estado (Policy Planning Study), donde alertaba sobre lo mismo: somos pocos, ellos son muchos y siguen creciendo. Después esa alarma se precisaría más en el Memorandum 200, conocido popularmente como "Informe Kissinger", donde se decía: "Teniendo en cuenta que los Estados Unidos con el 6% de la población mundial consumen un tercio de los recursos del planeta, se plantea la posibilidad de que una tasa elevada de natalidad en los países menos desarrollados, pero ricos en recursos, se transforme en una competición por las materias primas…"
¿Qué hacer? Kissinger lo decía muy claro: dejarse de idealismos y establecer campañas de control de la natalidad. Había que frenar la natalidad del Tercer Mundo.¿Pero cómo? Varios expertos consultados ya lo habían decidido: era necesario cambiar la moralidad de la juventud. Para que no se acusase a EE.UU. de imperialismo, se decidió que fuera la ONU, especialmente a través de su Fondo de Población, que se encargara de ello. Así surgió el engaño del "sexo seguro", esa falsa educación sexual de la "salud sexual y reproductiva". Todo ello reforzado, a través de distintos canales de manipulación informativa, con la consigna de que "frenar la natalidad ayuda al desarrollo económico", falsedad desmentida por múltiples expertos y varios premios Nobel de Economía.
A la luz de todo esto se clarifican muchas cosas. Toda la presión a nivel mundial para que se vaya aceptado, en todos los países, el aborto como un derecho y la homosexualidad como algo normal. Todas las presiones y chantajes económicos para que los ministerios de Educación y de Salud de los países subdesarrollados adopten los programas de "salud sexual y reproductiva".Y también la preocupación y freno a la gente de los países pobres que siguen invadiendo Europa y Estados Unidos.
Pero estas "mágicas maniobras" también contagiaron a la juventud de los países ricos. Esta política antinatalista, incluyendo la corrupción de la juventud, se sigue volviendo contra ellos. Cedo la palabra a Eric Kaufmann, profesor de Ciencias Políticas y Sociología en el Birkbeck Collage de Londres.
Para Kaufmann la gran debilidad del laicismo está en la demografía: "En todas las sociedades que he estudiado, los individuos religiosos tienen mayor natalidad que los individuos seculares, incluso si atendemos a las diferencias en otros factores, como la educación, la clase y la edad. Esta diferencia parece ser mayor en las sociedades modernas. Además los inmigrantes casi siempre son más religiosos que los nativos del país que los recibe. Considerando el panorama desde una perspectiva global, la secularización se está produciendo demasiado despacio, como para que pueda contrarrestar la fuerza de la natalidad. Incluso defensores de la secularización como Pippa Norris y Ron Inglehart, reconocen que la parte del mundo que es religiosa está creciendo, debido a una fecundidad religiosa más elevada. Globalmente considerado, el mundo ya se ha vuelto menos secular. En Europa avanza la secularización pero no continuará por mucho tiempo. Las cifras que he consultado sugieren que en 2050 Europa será más religiosa de lo que es hoy".
Si Kaufmann, y otros que opinan como él, tienen razón, será el laicismo y no el cristianismo el que desaparecerá. Y no sólo será por el encogimiento demográfico del laicismo, sino por la realidad cada vez más patente de que es responsable de toda la plaga del Sida y de las enfermedades de transmisión sexual. También porque, como han estudiado muchos expertos, entre ellos los sociólogos Daniel Bell y Anthony Giddens, esa mentalidad laicista oculta las grandes cuestiones del sentido de la vida y de la muerte y no tiene respuesta para ellas. Bajo su máscara relumbrante del lujo y del bienestar, el laicismo oculta una infelicidad profunda, que lleva a muchos a la evasión desesperada del alcohol o de las drogas. Y en proporción creciente, al suicidio.
*Dr. en Medicina y columnista de El Diario de Hoy. luchofcuervo@gmail.com
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=2194346

Nota

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Perfil

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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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