Poseían egipcios conocimientos farmacéuticos antes que los griegos
Notimex
El Universal
Ciudad de México
Viernes 13 de junio de 2008
Prracticaban galenos de Egipto algún tipo de medicina aunque gran parte de ella pudiera ser esotérica y dominada por la magia
Los galenos egipcios practicaban algún tipo de medicina antes de que en la antig edad lo hicieran los griegos, aunque gran parte de ella pudiera ser esotérica y dominada por la magia, concluyó Jackie Campbell, del Centro KNH de Egiptología Biomédica de la Universidad de Manchester, Reino Unido.
De acuerdo a un artículo publicado en la revista "Quo", quien fuera doctor de la ahora momia egipcia Asru, famosa por sus problemas médicos y cuya vida transcurrió en el siglo VIII a.C., debió disponer de experiencia farmacéutica.
Pues estudios forenses han revelado que aunque Asru vivió hasta pasados los 60 años, no fue una mujer sana y lo demuestran sus arterias obstruidas, pulmón del desierto, osteoartritis, hernia discal, una enfermedad periodontal y posiblemente diabetes, así como parásitos en el intestino y en la vejiga.
En el texto se establece que el obstáculo clave para establecer con exactitud lo que los egipcios sabían acerca de farmacia ha sido la traducción.
Mientras que los griegos dejaron un vasto legado, sólo se conocen 12 papiros procedentes de los tiempos de los faraones escritos en un lenguaje desaparecido, contra el cual los eruditos todavía siguen luchando.
Aproximadamente un 30 por ciento de los ingredientes que se hallan en los papiros están sujetos a discusión, "como no soy un experto en ling ística, recurrí a la ciencia para hacer las prescripciones", declara Campbell.
Ya que la mayoría de las medicinas se extraían de las plantas, su primera comprobación fue si un vegetal mencionado en una prescripción crecía o era objeto de comercio en Egipto, durante el tiempo en que el papiro fue escrito. Si no lo era, podía descartarlo.
La segunda vía de aproximación de Campbell fue la farmacológica, por lo que se recurrió a recetas, aunque a menudo la precedía una plegaria o un conjuro.
No obstante, éstas proveen toda la información necesaria para reproducir los remedios, desde sus ingredientes, modo de preparación y dosis.
Concentrándose en cuatro papiros clave, que contienen mil prescripciones y datan de 1850 a.C, Campbell las analizó y las comparó con estándares y protocolos contemporáneos.
Sigue Antes de los griegos... dos... contemporáneos.
Tras cinco años de análisis, Campbell recopiló una farmacopea del Antiguo Egipto en la que enlistó todos los medicamentos que aparecen en los papiros, sus fuentes y cómo se usaban.
Ha identificado 284 ingredientes, varias partes de 134 especies de plantas, 24 animales y 28 minerales. De mil prescripciones originales, ahora se puede decir con exactitud cómo se hacían hace cientos de años y si éstas funcionaban.
Pero al desconocer un ingrediente menor quedan 264 recetas con ingredientes desconocidos y 27 en las cuales la prescripción no identificaba a qué era destinado el medicamento.
Muchos de esos ingredientes aún se usaban hasta 1970, por ello, los egipcios usaban técnicas que resultan familiares a los farmacéuticos modernos.
En algunos casos se usaba el excremento de cocodrilo puesto en la vagina como anticonceptivo; mientras que la prueba de embarazo consistía en colocarse una cebolla cruda en la vagina y si a los dos días el olor llegaba a la nariz, el resultado era positivo.
O bien para la migraña se colocaba un pez muerto sobre la cabeza, o bien, el extracto de granada para expulsar los parásitos; mientras que para la calvicie se usaba una terapia de púas de erizo.
Los estudios a las momias han revelado evidencias de heridas mortales que habían sanado. Estas eran tratadas con resinas y metales con propiedades antimicrobianas y con miel, que no se adecúa a los estándares farmacéuticos modernos, pero que funciona y se utiliza cada vez más para tratar úlceras y quemaduras cuando fallan los antibióticos.
La clave, dice el texto, está en el desierto. Los sanadores beduinos cosechan las mismas especies y elaboran remedios similares a los que se hacían en tiempos de los faraones.
En el Sinaí, por ejemplo, se usa el estiércol de asnos salvajes que pastan en las laderas donde crecen plantas medicinales, para elaborar un té como tónico o cuando tienen el estómago revuelto, pero que también se aplican directamente sobre las heridas.
Algunos de los casos, que parecen remedios irracionales, no han sido todavía analizados.
mzr
© Queda expresamente prohibida la republicación o redistribución, parcial o total, de todos los contenidos de EL UNIVERSAL
http://www.eluniversal.com.mx/notas/514791.html