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¿Por qué hablar de Bioética?

martes, 21 de julio de 2009

Resúmenes (1) Perú Noviembre 2007

¿Por qué hablar de Bioética?

UPCH Lima 14 11 2007 7:00 pm
Carlos A. Gómez Fajardo

La bioética se ha definido clásicamente como “el estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y de la salud, analizadas a la luz de los valores y principios morales” (Reich). También tiene gran sentido humano la aproximación de Durand: “Llamamos bioética a la búsqueda del conjunto de exigencias del respeto y de la promoción de la vida humana y de la persona en el sector biomédico”.
Relativamente es una disciplina de recién nacimiento. En el inicio de la década de los setenta Potter acuñó el uso exitoso del neologismo a partir de las raíces Bios y Ethos. Desde entonces se ha extendido por el mundo el número de instituciones y publicaciones que se ocupan específicamente del tema.
La Bioética es una disciplina académica de carácter racional, humana, secular, interdisciplinaria, global, dialogal, prospectiva. Tiene sus condiciones de sistema, de rigor documental, histórico, metodológico y analítico. Una de sus especiales características es la gran exigencia de la participación interdisciplinar, lo que a la vez es un dato de la complejidad, magnitud y gravedad de los problemas que debe abarcar. Se pueden enumerar algunos de ellos, para calcular los altos niveles de idoneidad que se exige en la formación de un criterio ponderado desde esta disciplina: manipulación genética, trasplantes, nuevas tecnologías en distintas especialidades de la medicina, aborto, eutanasia, eugenesia, justicia en las políticas de asignación de recursos médicos, educación, aspectos medioambientales, bioderecho, ecología.
La bioética no es mero análisis casuístico. Tampoco es estricto análisis jurídico de circunstancias. En el panorama académico contemporáneo se perfilan algunos campos muy definidos en el desarrollo de la disciplina: bioética fundamental, bioética clínica, bioderecho, bioética y ecología.
En el campo clínico puede afirmarse -de modo necesariamente esquemático y parcial- que se han contrapuesto dos visiones bioéticas principales. Una de ellas de tradición primordialmente anglo-sajona: la bioética de la calidad de vida, del utilitarismo, que hace énfasis en el resultado pragmático de los procesos de decisión-acción, en el análisis materialista costo-beneficio, costo-rendimiento, en la cuantificación objetiva de resultados y decisiones. Esta ética suele apoyarse en acuerdos y consensos (ética minimalista) que aspira a reducir a métodos de mayorías el final de las grandes controversias. Algunos autores muy importantes están en el substrato filosófico del utilitarismo: J. Bentham, Fletcher, Engelhardt.
Por otra parte, está presente en el campo de la bioética la visión personalista realista, que re-afirma el ethos hipocrático clásico de la medicina entendida como un quehacer humano y científico que propone el bien total de la persona. El ethos del acto médico es el servicio y la promoción del bien de la persona en un marco de respeto por su dignidad. Bajo esta premisa, sin dejar de tener en cuenta muchos de los otros aspectos que hacen parte del análisis metódico de las nuevas realidades tecno-científicas, se entiende la importancia del tema de la dignidad intrínseca de la persona humana, especialmente en sus condiciones máximas de fragilidad (inicio y fin de la existencia). Se afirma el valor fundamental e inalienable de la persona, su dignidad expresada en el imperativo kantiano: la persona es siempre fin en sí misma, nunca medio. Además de ello, no dejan de ser tenidos en cuenta datos como la vinculación esencial de los términos “libertad-responsabilidad”, el valor de lo subjetivo en las relaciones interpersonales, la dimensiones de unitotalidad (cuerpo-espíritu) de la persona, el YO como algo irreductible a la noción de cifra, a estructura neuroanatómica ó a número; las dimensiones sociales y de subsidiariedad presentes necesariamente entre los hombres, y otros principios, como el de la totalidad o principio terapéutico. La tradición académica y filosófica de este enfoque se nutre de múltiples pensadores que coinciden en aproximaciones de naturaleza personalista realista (Kierkegaard, Mounier, Marías, Zubiri).
Se propone una actitud de respeto y de prudencia (phrónesis) ante la complejidad de las decisiones que se exigen cada vez con mayor premura y urgencia en el campo de la práctica clínica. Todo ello fundamentado en el reconocimiento de una antropología que abarca las dimensiones totales de la persona y con una vocación permanente de escucha y de diálogo a todas aquellos sectores del saber y del quehacer humano que tienen algo pertinente y documentado para aportar sobre los grandes problemas contemporáneos.

Nota

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Perfil

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Medellín, Antioquia, Colombia
Magister en Filosofía y Politóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana. Diplomada en Seguridad y Defensa Nacional convenio entre la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela Superior de Guerra. Docente Investigadora del Instituto de Humanismo Cristiano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Directora del Grupo de Investigación Diké (Doctrina Social de la Iglesia). Miembro del Grupo de Investigación en Ética y Bioética (GIEB). Miembro del Observatorio de Ética, Política y Sociedad de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del Centro colombiano de Bioética (CECOLBE). Miembro de Redintercol. Ha sido asesora de campañas políticas, realizadora de programas radiales, así como autora de diversos artículos académicos y de opinión en las áreas de las Ciencias Políticas, la Bioética y el Bioderecho.

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