¿Vale la pena morir?
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La eutanasia es un tema que genera posiciones encontradas y apela a lo más profundo de nuestros principios éticos, morales y religiosos, así como al amor que sentimos por las personas que, de una u otra forma, no pueden tomar la decisión final de seguir o no viviendo, por lo que solemos juzgar según nuestro rasero, llegando a conclusiones como "él quiere seguir luchando" o "ésta no es manera de vivir".
Al respecto, la politóloga Beatriz Campillo explica que el artículo 326 del Decreto 100 de 1980 del Código Penal, establece que quien mate a otro por piedad, recibirá una pena de seis meses a tres años de prisión, la cual fue aumentada en la Ley 599 de 2000, pasando a ser de uno a tres años.
Sin embargo, la sentencia C-239 de 1997, promulgada por la Corte Constitucional, estableció que no existía responsabilidad penal para quien practique el homicidio por piedad, siempre y cuando concurra la voluntad de la persona. El documento define el homicidio por piedad como "la acción de quien obra por la motivación específica de poner fin a los intensos sufrimientos de otro".
Inconformes
Para Campillo, esta sentencia no es clara en cuanto a los mecanismos jurídicos que permitan su aplicación, y señala que sólo ha logrado generar un desacuerdo político. "El Congreso no está de acuerdo con lo manifestado por la Corte Constitucional, pues son varios los intentos de reglamentación que se han presentado y no han prosperado", recordó.
Por su parte, el senador Armando Benedetti, quien presentó al Congreso un proyecto de ley para lograr la reglamentación del suicidio asistido, sostuvo que éste se puede practicar en el país, gracias a la decisión de la Corte. "El problema es que el Congreso no ha querido entender que lo importante es el deseo de las personas para decidir sobre su cuerpo y su vida", se lamentó, recordando que su proyecto no había pasado del segundo debate.
Benedetti advierte, sin embargo, que primero hay varios factores ha tener en cuenta, como los sentimientos de las familias y los impedimentos éticos que esgrimen los doctores para continuar o detener un tratamiento.
Con este planteamiento se mostró de acuerdo el periodista César Augusto Duque, quien ha trabajado ampliamente el tema. "Considero que falta más discusión pública en la que se exhiban argumentos de carácter científico, no religioso", dijo.
Queda entonces la duda de qué le puede suceder a un médico que le quite la vida a un paciente que sufre. Para Beatriz Campillo, este es un asunto que sólo puede resolver un juez, pues la sentencia no se puede entender como la aprobación total de la eutanasia y la normatividad que prohíbe el homicidio por piedad está aún vigente.
Posiciones
César Augusto Duque se declara a favor de la eutanasia, argumentando que las personas tienen el derecho a decidir como será su paso hacia la muerte, cuando no existen condiciones de vida dignas. "Es necesario que cada quien aclare su posición frente a esto, para no encartar después a nuestros seres queridos con esta decisión", expresó.
Campillo se mostró en desacuerdo con esta apreciación, aclarando que no se puede confundir el hecho de eliminar el sufrimiento con eliminar al paciente. Explica que en la eutanasia se le causa la muerte al paciente de manera instantánea, por medio de una inyección letal, o simplemente se le deja de dar alimento y suministrar medicamentos, en espera de que muera.
La experta se mostró de acuerdo con la ortotanacia, en la que, según ella, la persona es desconectada de los equipos que lo mantienen con vida, pero se le sigue alimentando y brindando medicina para controlar el dolor. "Lo que se hace es que el cuerpo reaccione de forma natural y dure el tiempo que biológicamente puede hacerlo", puntualizó.
El Gobierno ha declarado también su oposición a esta medida, aunque, según el senador Benedetti, ésta no se basa en argumentos serios, y se dedica a apoyar y retirarse por momentos. "La Constitución establece el derecho a la dignidad y debe ser respetada", afirmó.
La eutanasia activa consiste en causarle la muerte inmediata al paciente, mediante el uso de ciertas sustancias. La pasiva, por su parte, consiste en dejar de asistirlo en términos de alimentación y medicamentos. |
Por estos días, los detractores de esta iniciativa esgrimen un nuevo argumento, basándose en el hecho de que un grupo de científicos ingleses lograron comunicarse con 23 pacientes en estado vegetativo, obteniendo respuestas precisas, mediante imágenes obtenidas por resonancia magnética, a preguntas relacionadas con su familia y su estado de ánimo.
Para Campillo, ésta es la prueba de que allí se encuentra una persona viva, con emociones y que no siempre desea morir. "Muchas personas se han recuperado de algo similar y cuentan su experiencia, dando más razones para estar en contra de la eutanasia".
Afirmó que lo que angustia a muchos de estos pacientes es la soledad, el dolor físico o sentirse como estorbos, situaciones que pueden ser solucionadas con cuidados paliativos como la medicina y el acompañamiento de la familia y el personal médico.
Por otro lado, César Duque, advierte que hay que tener en cuenta el estado de dependencia en el que pueden quedar algunos pacientes que lleguen a recuperarse. "Si el paciente recupera su conciencia, ¿cuál sería su nueva situación", pregunta. Un cuestionamiento pertinente en estas épocas de incertidumbre en el sistema de salud.
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