Les comparto la columna que escribí el pasado 30 de mayo.
Sobre el video de Santos
Por: Beatriz Eugenia Campillo Vélez
Anda circulando en redes sociales un video de Juan Manuel Santos donde aparece el siguiente texto: “¿y si fuera su hijo?” y a continuación el primer mandatario y candidato interroga a una madre: “señora, ¿usted tiene hijos?”, a lo que se responde afirmativamente, luego pregunta “¿y usted prestaría sus hijos para la guerra?”, a lo que ella responde que no. Luego le pregunta lo mismo a un señor y luego interroga al público, ante lo cual responde el silencio. Concluye “Entonces, ¿Quién va a pelear esta guerra?, que otras mamás pongan los muertos, que otras mamás pongan los heridos, que otras mamás pongan los mutilados, eso es lo que le estamos diciendo a las mamás campesinas, a las mamás más pobres, cuando votamos por la guerra, cómo es de fácil pelear una guerra con hijos ajenos. No más guerra, no más guerra, no más guerra”
Siguiendo las observaciones del presidente-candidato, habría que llamar la atención sobre cómo se está viendo a las Fuerzas Armadas, pues es desmoralizante que su “Comandante Supremo” los muestren no como les héroes que son, sino como amantes a la guerra y a las armas; así como es de desmoralizante que a la sociedad civil, que ha sufrido tanto, se le presente como cómplice de una masacre. Pero más aún y leyendo entre líneas, ¿sugiere Santos entonces que se deben acabar las fuerzas armadas?, ¿la solución es entregarnos a un pacto sin importar su contenido?, ¿ hay que rendirse ante las FARC?, en otras palabras ¿la solución para que no mueran soldados es premiar a las FARC?, ¿en Colombia no hay más guerrillas, no hay más Bacrim, no hay más actores armados ilegales?
El sofisma de distracción es grande, no hay tal polaridad como optar por la guerra o la paz, todos sin duda apoyamos la paz. Votar por un candidato que exige que no pongan bombas, no maten, no secuestren, no extorsionen, no recluten niños, no pongan minas antipersonales, a todas luces no puede ser catalogado como el “candidato de la guerra”. Decir que es el “candidato de la guerra”, solo porque las FARC no se van a acoger a estas exigencias, es tanto como decir que para que firmen les vamos a seguir permitiendo unos cuantos atentados más, o que nos tenemos que ajustar a sus exigencias.
Si nos acogiéramos a la tesis del presidente-candidato, entonces para que no mueran más policías en enfrentamientos dejemos que los ladrones anden sueltos por las calles, o que los barrios se los tomen las bandas y combos, creo que si eso ocurriera no tendríamos ciudades más seguras ¿verdad? El gran problema al que nos enfrentamos es el llamado “traslado de la culpa”, ahora resulta que querer frenarlos y no cederles, es hacer la guerra… parece que poner bombas, secuestrar y matar no lo fuera.
Pero vamos a un punto fundamental, decir que en Colombia hay una guerra equivale a poner en la misma posición a las FARC y a las Fuerzas Armadas legítimas, y pensar que las acciones de unos y de otros son iguales. Las Fuerzas Armadas, no matan por matar, usan las armas para defendernos que es distinto, incluso tienen que ser respetuosos de los Derechos Humanos, el Estado tiene que tener el monopolio de las armas y no puede renunciar a su uso. Hacer parte del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea o la Policía, debe ser motivo de orgullo, y aquellos ciudadanos que no integramos sus filas, debemos hacer parte de ellos, es decir, defenderlos y apoyarlos, porque ellos son los que permiten que las demás actividades se desarrollen.
Lo que salta a la vista en el video de Santos es la falta de compromiso, identidad y sentido de pertenencia por Colombia. Naturalmente el público que se muestra está preparado a decir “no, yo no enviaría a mis hijos”, pero hay muchísimas personas que sí lo harían, que sí lo hacen, no porque amen la guerra, no porque amen matar, sino porque son héroes que están dispuestos a dar su vida por defender a su patria, su familia, sus tierras, por defenderlo a ustedes y a mí, aunque no nos conozcan, por eso “en Colombia los héroes sí existen”. Piénsese por ejemplo en aquellos hombres valerosos que se han dedicado como profesionales, se me viene la memoria la operación Jaque, donde uno de nuestros soldados, sin importar el riesgo que corría, no dudó en expresar ante cámaras lo siguiente: “excúseme, tengo solamente una cosa que decir, he estado encadenado durante diez años, yo soy el teniente Malagón del glorioso ejército nacional de Colombia”. Ah y las mujeres no se quedan atrás, al contrario dan ejemplo, ninguna norma jurídica las obliga y sin embargo muchas de forma libre quieren luchar por su patria.
Alguien preguntará que si no estamos dispuestos a perdonar a las FARC, que si solo queremos matarlos. Y de forma clara y contundente debemos decir que la puerta al perdón siempre está abierta, pero como lo enseña la Iglesia, hay que reconocer el error, arrepentirse, confesar, tener el propósito de enmendar, el firme propósito de cambiar, ah y cumplir la penitencia. Las FARC por el contrario no solo han negado sus actos, sino que siguen cometiéndolos. Y no olvidemos que en 2012 cuando les preguntaron si pedirían perdón a sus víctimas, Santrich dijo sonriendo y cantando en tono burlesco: “quizás, quizás, quizás”
Frente al video de Santos solo debemos responder: ¡Honor y Gloria a nuestros héroes!, ¡Fe en la causa!