Les deseo una muy FELIZ NAVIDAD!!! A ustedes y a sus familias.
http://www.youtube.com/watch?v=1zCTUQJmQcQ&feature=related
Un abrazo,
Beatriz Campillo
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http://www.youtube.com/watch?v=1zCTUQJmQcQ&feature=related
Un abrazo,
Beatriz Campillo
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Buenas tardes
Les estoy enviando la revista Doxa N. 35 de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga. En la página 4 fue publicado un artículo de mi autoría, titulado "Salvar vidas… y la democracia, también"
Saludos,
Beatriz Campillo
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17:46
Carlos Enrique Londoño R
Centro de Humanidades
Universidad Pontificia Bolivariana
Medellín, Colombia Tel. 3544530 y 448 83 88 Ext. 12141
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Saludos,
Beatriz Campillo
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Tal es el caso de la ley de esterilización con que recientemente ha debutado la nueva administración. Para el estado, en esta novedosa concepción, los servicios de esterilización quirúrgica se deben ofrecer a las gentes como uno de los avances y expresiones de lo que en esta ley denominan "responsabilidad". Ignorando que las falacias de Malthus han caído desde su propia altura, el estado colombiano ahora se devuelve al eugenismo del siglo XIX.
Con razón se habló de la "rampa resbaladiza" haciendo referencia al significado de las leyes de la higiene racial que operaron en la Alemania de 1933. Una de las primeras medidas establecidas por aquel régimen -hoy sistemáticamente criticado por los liberales del nuevo cuño- fue la de la creación de los tribunales de eugenesia. De allí a la prohibición de los matrimonios inter-raciales hubo muy poca distancia. En pocos años el exterminio (comenzando por el de los niños enfermos y de otros "indeseables" para la sociedad) se convirtió en tarea del estado. La eliminación de gentes hizo parte de aquella lógica de intolerancia y de imposición de la todopoderosa voluntad de los legisladores y de los funcionarios obedientes a la ideología eugenésica.
El Congreso de Colombia ha expedido la ley 1412 (2010) para favorecer la esterilización de quien lo solicite, como un servicio más, como si se tratara del uso de una vacuna o de un medicamento contra una determinada enfermedad.
Es cierto que hay que mirar en el espejo de la historia. No justifica la ignorancia del pasado el proceder irracional de las generaciones actuales. Sería de suponerse que el legislador "en su inmensa sabiduría" fuese precisamente quien diera la voz de alerta en este sentido. Tristemente ahora se comprueba que es el mismo legislador quien repite la arbitrariedad clave de los regímenes totalitarios: es el propio órgano de la democracia el que reclama volver a la edad totalitaria.
Para quien quiera (como jurista, como ciudadano común, como educador, como padre de familia) revisar y comparar datos ciertos, van estos: El Art. 6 de la citada ley 1412 se refiere al consentimiento de quienes se hallen en "estado de discapacidad mental". De acuerdo a aquella norma, el consentimiento se delegaría en sus representantes legales. Es, ni más ni menos, la misma idea contenida en la "Ley de prevención de enfermedades hereditarias", de 1933; con ella se establecían los tribunales de eugenesia. Se estipulaba a quien correspondían los gastos generados por las esterilizaciones y castraciones ordenadas por funcionarios, en ella se referían también al consentimiento delegado en caso de retardo mental para estos efectos. Sólo que aquella ley de entonces era firmada por el canciller del Reich. La ley 1412 (2010), en cambio, es firmada por los actuales dirigentes elegidos por la voluntad del pueblo colombiano. Aunque sean mayoría y se consideren a sí mismos "idóneos" en las expresiones de su subjetividad, la ley 1412 sigue siendo una arbitrariedad que repite lo peor de los fatídicos ejemplos del pasado.
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Pobreza y neoliberalismo
Gabriel Poveda Ramos, Medellín
Los periódicos de América Latina publicaron en días recientes la noticia de que la Cepal denuncia que este continente se ahoga en la pobreza. Agregan que los países más inopes son Haití, Honduras, Bolivia y Paraguay, y que a éstos se les están acercando Ecuador, Venezuela, Colombia y hasta Argentina (que otrora fuera como los países del primer mundo).
Pero ni la Cepal ni los periódicos dicen cuáles son las causas de esa pobreza, ni qué hay que hacer para combatirla, porque no quieren reconocer que para hacerlo hay que señalar a culpables muy poderosos dentro y fuera de la región. Cuando la Cepal era importante, sus estudios demostraron que las causas madres de esa pobreza son varias: la pésima distribución de la propiedad agraria; la ignorancia técnica de campesinos y de proletarios urbanos; los malos servicios de higiene y salud accesibles a los más pobres; la ausencia total de suministro de capital (léase crédito) para los pobres; el saqueo, destrucción o negligencia de extranjeros y nacionales hacia nuestros recursos naturales; el estancamiento económico, y la colusión entre políticos y epulones para mantener esta situación para siempre.
Pero hasta 1986 los países latinoamericanos estaban avanzando, así fuera lentamente, hacia su mejoramiento económico. En ese año, en Colombia el porcentaje de población pobre era cercano al 40% mientras hoy es de 54.9%, y mientras otro 26% es hoy de indigentes. En 1986 un grupo de fuerzas reaccionarias internacionales ayudadas por el Banco Mundial y el temible FMI reunieron el consenso de Washington, desenterraron el cadáver del neoliberalismo, lo convirtieron en doctrina política y de gobierno, y nos lo impusieron dictatorialmente a Latinoamérica. En estos 16 años esta ideología perniciosa ha trabajado rudamente contra los pobres del continente y ha aumentado su número en diez millones de personas (según la Cepal). Unos gobiernos de malinches han aplicado esta política con brutal eficacia para generar desempleo en grande escala; para enriquecer mucho más al puñado de epulones; para rebajarles el ingreso a los obreros; para entregar las grandes empresas públicas a monopolios rapaces; para acabar con los hospitales públicos; para desmantelar lo poco que había de estado de bienestar; para arruinar la agricultura, para acabar con la industria y, en resumen, para que los muchos pobres sean cada vez más en número, y más pobres, y para que los pocos epulones sean cada vez más ricos.
Ingenuamente la Cepal dice que la pobreza se acabará cuando haya crecimiento económico. Pero no dice que con gobiernos neoliberales (como los de nuestro Dodecenio Negro) no volverá a haber crecimiento económico y omite señalar las otras causas graves de la pobreza latinoamericana. Tampoco dice que mientras los gobiernos latinoamericanos sigan funcionando de espaldas a sus inmensas mayoría de indigentes y de pobres para seguir enriqueciendo a sus exiguas minorías de epulones con la ayuda del FMI y del BM, cada año habrá más millones de pobres en América Latina. Un presidente del Banco Mundial, seguramente acosado por sus remordimientos, dijo el año pasado que en el mundo entero no habrá paz mientras haya tantos pobres tan pobres y tan pocos ricos tan ricos.
http://www.periodicoelpulso.com/html/feb03/opinion/opinion.htm
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Beatriz Campillo
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11:57